¡Judaismo! -Vayetzé
Vayetzé
11 de Kislev 5760; 20 de Noviembre 1999
Resumen de la Parashá
Contenido
Huyendo de Esav, Yaakov dejó Beer Sheva y se dirigió a Jarán, la ciudad donde vivía la familia de su madre.
Después de pasar 14 años estudiando en la Yeshivá de Shem y Ever, Yaakov continuó su jornada y llegó al Monte Moriáh, lugar donde Avraham ofreció a su padre Ytzjak como sacrificio, y donde en el futuro se construiría el Templo. Yaakov se acostó a dormir y tuvo un sueño profético en el que vió a ángeles ascendiendo y descendiendo una escalera situada entre el cielo y la tierra. Hashem le prometió darle la tierra de Israel y también que sus descendientes van a formar una gran Nación y le aseguró que va a tener siempre la protección Divina. Yaakov se despierta y promete construír allí un altar y también dar diezmos. Desde allí viaja a Jarán y se encuentra con su prima Rajel (Raquel) en el pozo. Yaakov pide a Labán la mano de Rajel en matrimonio, a cambio de siete años de trabajo, pero Labán le engaña y sustituye a Rajel por su hija mayor Leah. Yaakov promete trabajar otros siete años para Rajel.
Leah le da cuatro hijos , Reuven, Shimón, Levi y Yehuda, las cuatro primeras tribus de Israel. Rajel no puede concebir y está celosa, por eso le da a su marido a su asistenta Zilpáh en matrimonio. Zilpáh concibe a Gad y a Asher. Leah vuelve a quedar embarazada y nacen de ella Yissajar, Zevulún y una hija Dina.
Finalmente Hashem se apiada de Rajel y la bendice con un hijo,Yosef.
Yaakov decide dejar a Labán , pero a Labán no le entusiasma la idea porque sabe lo mucho que se beneficia del trabajo de Yaakov, pero finalmente acaba el contrato que tenía con él, y le deja marchar, no sin antes tratar de engañarle otra vez. Yaakov es consciente de la mala voluntad que le tiene Labán y aprovecha una ausencia de éste para marcharse de la casa, llevándose con él a toda su familia. Labán les presigue pero Hashem le advierte que le deje en paz. Labán y Yaakov firman un convenio y Labán se retira a su casa. Yaakov continúa en su camino hacia el enfrentamiento con su hermano Esav.
Comentario a la Parashá
Contenido
¿LOS ANGELES TEMEN PISAR?
“... Y he aquí que había una escalera sobre la tierra y la parte superior llegaba al cielo; y he aquí que ángeles de D-os subían y bajaban por ella” (28:12)
Menciona la palabra “ángel” y en tu inconsciente probablemente flotará la imagen de un bebé no-aerodinámico, excesivamente rollizo y con alas, que va volando y practicando tiro al blanco con arco y flecha...
La palabra hebrea “malaj” tiene muy poco que ver con “ángel”, En realidad, no hay palabra castellana que sea traducción literal de “malaj”.
El “malaj” es un mensajero espiritual incorpóreo. Entonces ¿por qué los ángeles necesitan una escalera? Seguramente son capaces de llegar a su destino sin necesidad de un aparato tan mundanal.
Yaakov es el tercero de los Patriarcas. Abraham, el primero, representa el “jesed”, la benevolencia: ir hacia la gente, el modo expansivo, emocional. Su hijo, Ytzjak, representa el “din”, el autocontrol, el análisis y el juicio intelectual. Yaakov es la escalera que une a ambos. Yaakov es la síntesis.
Yaakov demuestra que no tiene por qué haber contradicción entre la cabeza y el corazón. Yaakov es la escalera que se apoya sobre la tierra, con la parte superior llegando al cielo. En esa escalera, la perfecta conexión entre la cabeza y el corazón, los ángeles pueden viajar a su destino designado.
GATO FINO
“Y Yaakov partió de Beer Sheva...” (28:10)
Debe ser maravilloso ser gato. Hay tanta comida por todas partes. Cada tacho de basura debe ser como un restaurante exclusivo. No hay diferencia entre ese olor y el olor de un bife recién hecho. El hecho de que tu comida recién haya salido del plato de otro no te molesta en lo más mínimo. Obviamente, la única desventaja es... que tienes que ser gato.
Yo, personalmente, aunque mis oportunidades gastronómicas sean más limitadas, prefiero ser un ser humano.
Al desarrollar una relación más cercana con D-os, desarrollamos también una cierta sensibilidad al mundo que nos rodea. La letra de las canciones de la radio que solíamos tararear de pronto nos parece grosera y de mal gusto. Carteles que antes ni siquiera veíamos, ahora nos resultan increíblemente indecentes. Se nos abrieron los ojos y los oídos. Ahora olemos la diferencia entre la basura y el bife.
Rashi nos dice que la Torá eligió la palabra “partir” en vez de “ir” para señalar que la partida de un justo deja una impresión. Cuando hay un justo en una ciudad, la ilumina con su presencia. Y cuando se va, se siente su falta.
Surge el interrogante: ¿por qué la Torá no empleó también el verbo “partir” cuando Abraham se fue de su lugar natal? Ciertamente, cuando Abraham se fue de Jarán debió haber habido la misma falta que cuando Yaakov se fue de Beer Sheva.
Cuando Abraham se fue de Jarán, dejó atrás una ciudad de idólatras, personas cuya sensibilidad espiritual era del nivel de un gato, más o menos. En ningún momento percibieron la estatura espiritual de Abraham, mientras vivía en medio de ellos, y por eso su partida pasó inadvertida.
Cuando Yaakov se fue de Beer Sheva dejó atrás a sus padres, Ytzjak y Rivka. Fue en ellos que su partida dejó una gran impresión. Ytzjak y Rivka eran sensibles a la barométrica diferencia que causó la partida de Yaakov. Sin embargo, para el pueblo de Jarán no había ninguna diferencia entre un tacho de basura y un bife.
PLATAFORMA A LAS ESTRELLAS
“Y he aquí que había una escalera sobre la tierra y la parte superior llegaba al cielo; y he aquí que ángeles de D-os subían y bajaban por ella. Y he aquí que Hashem estaba parado encima de él...” (28:12)
La “guematria” (el equivalente numérico) de la palabra “sulam” (escalera) es la misma que la de Sinaí: 130. Esto se debe a que el Monte Sinaí es la escalera que conecta lo físico con lo espiritual. D-os “Se paró” en la parte superior de la escalera que vió Yaakov en su sueño, así como D-os “se paró” en la parte superior de la montaña cuando fue entregada la Torá. Los ángeles que suben y bajan corresponden a Moshé y Aarón, quienes bajaron la Torá a este mundo. Hay una sola escalera que sale de este mundo. Una sola forma de alcanzar las estrellas. La plataforma de lanzamiento es el “Sinaí”. La aeronave es “la Torá”.
PIEDRAS QUE HABLAN
“Y tomó de las piedras del lugar, y las colocó alrededor de su cabeza, y se recostó en aquel lugar” (28:11)
El Midrash nos dice que cada una de las doce piedras querían tener el mérito de ser la piedra sobre la cual colocara su cabeza el gran tzadik, Yaakov.
Unos cuantos versículos más adelante (vers. 18), la Torá se refiere a una sola piedra, implicando que las piedras se habían transformado en una sola. ¿Qué significatividad tiene el hecho de que todas las piedras se transformen en una sola?
Las doce piedras simbolizan las doce tribus de Israel. La discusión que tenían las piedras era acerca de cuál era la tribu que constituía la esencia del Pueblo Judío.
¿Era Levi, con los sacerdotes que habrían de oficiar en el Templo Sagrado? ¿O acaso era Issajar, quien habría de estudiar Torá? ¿O tal vez Zebulún, quien, a través de sus negocios, habría de sustentar a Issajar, para que pudiera estudiar Torá?
Cada una de las piedras afirmaba ser ella la esencia del Pueblo Judío, hasta que por fin Hashem las reunió a todas y las convirtió en una sola. Porque ninguna parte del Pueblo Judío por separado es su esencia, sino que la esencia de Israel reside en su unidad, pues solamente al estar unidos podemos cumplir con nuestro propósito: reflejar la Unidad del Creador, Quien une todas las cosas en Una Unidad.
EN BUSCA DE STATUS
“Está en mi poder hacerte daño; pero el D-os de tu padre Se dirigió a mí anoche, diciendo: ‘Cuídate de hablar con Yaakov, ni bien ni mal’” (31:29)
Si Labán quería asustar a Yaakov, diciéndole que estaba en su “poder hacerte daño...”, ¿por qué luego destruye toda su credibilidad admitiendo que Hashem le dijo que tuviera cuidado de “hablar con Yaakov ni bien ni mal”?
Así actúan los que buscan ganar status y poder a los ojos de los demás.
Siempre que pueden, dejan oír un nombre importante. Y Labán no pudo resistir la tentación: le dijo a Yaakov que nada más ni nada menos que Hashem le había hablado, si bien tal mención habría de frustrar todas sus amenazas.
Nueva Sección:
El Sr. Irv
Oxlander de America-On-Line nos escribe:
Estimado Rabino:
¿Cuál es el origen y el significado de la costumbre de señalar con el meñique en la Torá durante la hagbá?
Estimado Sr. Alexander:
Su pregunta es muy interesante, ya que se refiere a una costumbre ampliamente difundida, y cuyo origen es relativamente oscuro.
Najmánides sostiene que el versículo “maldito es el que no sostenga las palabras de esta Torá...” es de donde surge la obligación de mostrar el texto escrito de la Torá a toda la congregación.
El Shulján Aruj afirma: Es una mitzvá que todos los hombres y todas las mujeres vean el texto escrito de la Torá, se inclinen y digan: “Esta es la Torá que Moshé colocó ante los Hijos de Israel”. Las autoridades halájicas explican que este versículo debe pronunciarse solamente cuando se ve el texto mismo del Sefer Torá.
Se cuenta que el Arizal, cuando se levantaba la Torá para que todos la vieran, solía contemplar de cerca el texto para poder leer las letras. Se dice que el Arizal dijo “que al contemplar de cerca la Torá, para poder ver con claridad sus letras, la persona recibe una gran luz espiritual”.
Mientras que el Shulján Aruj nos obliga a pronunciar la frase: “Esta es la Torá...”, también existe el “minhag” (la costumbre) de agregar parte de un segundo versículo “de acuerdo con la palabra de Hashem a través de Moshé”. En su gran antología, Meam Loez, Rabí Yaakov Kuli explica esta costumbre en los siguientes términos: “la combinación de estos dos versículos, si bien provienen de secciones diferentes de la Torá, alude a la naturaleza dual de la Torá, una Torá Escrita y una Torá Oral, que surgen de una Misma Fuente”.
Además, el Meam Loez es la única fuente que menciona la costumbre de señalar el texto con el meñique, agregando que se acostumbra besar el meñique después de señalar. Sin embargo, no se trata de una costumbre universal, y no aparece mencionada en otras fuentes halájicas.
En respuesta a nuestra consulta, con referencia al origen de dicha costumbre, Rabí Jaim Pinjas Scheinberg, shlita, nos ofreció la siguiente explicación: La Torá enumera las diez generaciones desde Noaj hasta Abraham, incluyendo a Yoktán, quien estableció la cantidad más grande de familias. Rashi señala que Yoktán tuvo el mérito de fundar tantas familias gracias a su gran humildad, tal como lo indica su nombre (de la raíz katán- pequeño). Rabí Jaim Pinjas Scheinberg nos explicó que al señalar la Torá con el meñique estamos emulando dicha lección, lo cual indica que se debe llegar a un entendimiento profundo de la Torá con la mayor humildad.
Rabí Jaim Falagie analiza una segunda variante de esta costumbre, que consiste en señalar con el dedo índice, en vez de con el meñique. El basa dicha costumbre en seis frases consecutivas de Tehilim, la primera de las cuales es “La Torá de Hashem es perfecta, que revive el alma...” (“torat Hashem temima, meshivat nafesh”). Cada una de estas frases está compuesta de cinco palabras, que corresponden a los cinco dedos de la mano. Y la segunda palabra de cada una de estas frases es siempre Hashem, correspondiendo al segundo dedo, el dedo índice. Al señalar a la Torá con el dedo índice estamos señalando que cada palabra de la Torá es un Nombre de Hashem. Por ese mismo motivo, Rabí Falagie señala que durante la ceremonia de casamiento, el anillo es colocado en el dedo índice de la novia, para significar que Hashem es la fuerza unificadora que une al marido y la mujer.
La significatividad y el simbolismo que nuestros Sabios le confieren a cada dedo y a cada parte de nuestro cuerpo es tema de gran interés. Rabenu Bejaie analiza la utilidad de cada órgano y, en particular, los dedos, cada uno de los cuales sirve para cada uno de los cinco sentidos. El meñique está asociado con el sentido auditivo, y tal vez esto también tenga que ver con la costumbre de señalar la Torá con el meñique.
Fuentes:
Najmánides -
Ramban sobre la Torá - Devarim 27:26
Tratado
Sofrim 14:14
Shulján Aruj
- Oraj Jaim 134:2; y Baer Hatev (6)
Devarim 4:44
Shaar ha
Kavanot (Sefer Torá - Drush1)
Bamidbar
9:23
Meam Loez -
Devarim 27:26
Bereshit
10:26-29
Lev Jaim
(Responsa)- Oraj Jaim 167:6
Tehilim
19:8-10
Rabenu
Bejaie - Vaikra 8:23
???¿ALGUNA PREGUNTA?
Si tiene alguna inquietud sobre leyes o costumbres de su judaísmo, o quiere aclarar aulguna duda, puede enviarnos su pregunta a spanish@ohr.edu y procuraremos contestarle lo más pronto posible. Nos reservamos el derecho de publicar las preguntas y respuestas. No todas las respuestas dadas serán publicadas en "Judaísmo", pero todas serán respondidas, B´H.
Contenido
“Te corrompiste, Israel, pues tu ayuda es únicamente a través de Mí” (13:9)
Una vez, un gran rey le preguntó a uno de los sabios de Israel por qué, en el momento de la destrucción del Beit HaMikdash, fueron muertos tantos miles de judíos.
El sabio respondió que el Pueblo Judío siempre había confiado que Hashem los salvaría, y El siempre los había protegido. Ellos nunca se dedicaron a aprender la estrategia de la guerra, sino que siempre volcaron sus corazones en plegarias y ofrendas.
Por eso, cuando el Pueblo Judío pecó y consecuentemente perdió la protección de Hashem, se vio privado de defensas. Y cayeron ante sus enemigos como cae la cosecha erguida ante la guadaña, como corderos a los que el pastor ha abandonado, devorados por los lobos.
El Pueblo Judío es el cordero rodeado de setenta naciones. El cordero no está protegido por los F16 ni por el poderío militar, ni por ninguna potencia del mundo, por más anchos hombros que tenga. El Pueblo Judío tiene un solo Amigo: pero es el Unico Amigo que necesitamos.
Escrito y Recopilado por: Rabino Yaakov Asher
Sinclair
Editor y Responsable: Rabino Moshe Newman
Diseño de HTML: Moises Cohen
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