¡Judaismo! -Jaye Sara

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BeSiata Dishmaya

¡Judaismo!

Jayé Sará

27 de Jeshván 5760; 6 de Noviembre 1999


Contenido:

  • Resumen de la Parashá
  • Comentario a la Parashá
  • Nueva Sección: Preguntas al Rabino
  • Haftará
  • El Amor por La Tierra
  • Información sobre la suscripción
  • Or Sameaj en el Web

    Esta publicación también esta disponible en los siguientes formatos: [Text] [Word] [PDF] Explicación de estos símbolos


  • Resumen de la Parashá

    Contenido

    La madre del Pueblo Judío, Sara, muere a los 127 años de edad, y su esposo Avraham la entierra en la cueva de Majpelá. Como Avraham sabe que ese es el lugar donde están enterrados Adam y Java está dispuesto a pagar la exorbitante suma que su dueño, Efrón el Hitita, le pide. La responsabilidad de encontrar una mujer adecuada para Ytzjak cae sobre Eliezer, el fiel siervo de Avraham, quien va a buscarla de entre la familia de Avraham y no entre los Cananeos.

    Eliezer viaja a Aram Naharaim, a la ciudad de Najor, y ruega a D-os que le envíe una señal por la cual pueda reconocer a la mujer destinada para Ytzjak.

    Al atardecer, Eliezer llega a un pozo para dar agua a sus camellos y allí se encuentra con Rivka (Rebeca) a quien pide que le dé agua para beber. Rivka no solo le da agua, sino que saca del pozo suficiente agua para sus diez sedientos camellos (500 litros!). Esta generosidad extrema, hace que Eliezer comprenda que ella es la mujer adecuada para ser la esposa de Ytzjak y la madre del Pueblo Judío. Ytzjak lleva a Rivka a la tienda de su madre, se casa con ella y la ama. Este amor le consuela de la muerte de su madre.

    Avraham se casa de nuevo con Hagar, que toma ahora el nombre de Ketura, lo que indica que mejoró su caracter. Ketura tiene otros seis hijos, a los que Avraham manda al Este colmados de regalos.

    Avraham se muere a los 175 años de edad y es enterrado junto a Sara en la Cueva de Majpelá.




    Comentario a la Parashá

    Contenido

    LA JUVENTUD Y LOS JOVENES

    "La vida de Sara fueron cien años, veinte años y siete años" (23:1)

    Reza el viejo adagio: "La juventud se desperdicia con los jóvenes".

    Cuando la persona es joven, es bendecida con agilidad de mente y de cuerpo, pero también se ve acosada por las inseguridades y la inmadurez propias de la juventud. Cuando la persona envejece, la experiencia de vida le posibilita una perspectiva que puede conducirlo a la sabiduría. Sin embargo, el cuerpo ya no cuenta con la fuerza de la juventud.

    No obstante, Sara fue bendecida con absoluta madurez espiritual y emocYonal siendo aún una niña, e inclusive en su ancianidad conservó su fuerza física y su agilidad mental.

    "La vida de Sara fueron cien años, veinte años y siete años". El versículo utiliza la palabra "años" en forma aparentemente redundante. En forma más económica la Torá podría haber escrito: "La vida de Sara fueron ciento veintisiete años". Rashi dice que la repetición de la palabra "años" es para que sepamos que cada de la vida desara fue del mismo valor. Cuando tenía cien años era como si siguiera teniendo veinte en el sentido de que cuando tenía cien años segía poseyendo todas las ventajas de la juventud. Y cuando tenía solamente veinte años ya tenia la sabiduría de una mujer mayor.

    Mayaná shel Torá


    EMBAJADORES DEL CIELO

    "Y Abraham se postró ante los miembros del concejo..." (23:12)

    El modo en que uno se comporta cuando está solo, sentado frente a la televisión no es el mismo modo en que se comporta cuando está recibiendo un Oscar de la Academia frente a 200 millones de espectadores, o cuando se inclina ante la realeza o le da la mano al Presidente. ¿Qué proporción del tiempo verdaderamente visualizamos que estamos en la presencia de D-os? ¿Cuántas veces pensamos: "Ahora D-os me está mirando, y sabe exactamente lo que estoy pensando. El ve todo lo que hago". No sé cuántas personas hacen esto a menudo.

    Abraham enfrentó diez pruebas. La mayoría de los comentaristas explican que su última y más grande prueba fue la akeidá: el mandato que le dio D-os de llevar a su hijo Ytzjak como sacrificio.

    Sin embargo, Rabenu Yona (Avot 5:3) explica que la décima prueba de Abraham fue hallar una tumba para su mujer Sara.

    ¿Por qué eso fue una prueba tan grande para Abraham? ¿Por qué ése fue el pináculo de todas las pruebas? ¿De qué modo el hallar un sepulcro para Sara demostraba que era digno de ser el progenitor de los representantes de D-os en esta tierra?

    Imagínense un vendedor de autos de segunda mano. Con una sonrisa propia de un aviso de pasta dentífrica que, de tan brillante, es capaz de enceguecer hasta a diez metros de distancia, te dice que el auto destartalado sobre el que se está apoyando tiene aseguradas, por lo menos, otras 50.000 millas. Pero cuando mueve el brazo, el auto se arrastra como una mula al borde del colapso...

    Abraham pensaba que era el heredero legítimo de Eretz Israel. Pensaba que podía enterrar a su querida esposa donde quisiese. Sin embargo, tuvo que entrar en un regateo con Efrón, en el que la compra de un auto usado luce ahora como la adquisición de un Rolls Royce último modelo.

    Sumemos el drama de la akeidá, seguido inmediatamente de la noticia del fallecimiento de Sara, y uno podría perdonar a Abraham por tratar a Efrón, el típico vendedor de autos usados, con el desdén que se merecía. Pero ¿acaso ése el modo en que lo trató?

    "Y Abraham se postró...". Abraham trató a Efrón como la persona más honorable del mundo. No dijo: "¡Tuve un día espantoso! ¡Acaba de morir mi mujer! ¡Estoy estresado!".

    Abraham recordó que Efrón, en tanto que ser humano, se merecía ser tratado como la imagen de D-os que era. Abraham no le respondió a Efrón de acuerdo con el nivel de Efrón. El se comportó como se debe comportar todo judío. Si Abraham tuvo un mal día, ¿por qué tiene que sufrir Efrón?

    A veces, las piedritas del camino de la vida nos hacen tropezar con más facilidad que las rocas inmensas. La persona que entiende que la vida no es más que una prueba gigante va a reconocer cuándo se enfrenta a una gran prueba. Pero ¿qué pasa si alguien se nos "cuela" adelante en la cola del supermercado? ¿También vamos a reaccionar con el conocimiento de que somos los embajadores de D-os en el mundo? ¿Vamos a sentir que El nos está mirando, esperando que traigamos honra a Su Nombre y al pueblo que porta con Su Nombre? A veces, las pequeñas molestias de la vida son más difíciles de superar que los eventos catastróficos.

    El judío debe comportarse como un mentch (caballero) inclusive cuando se lo trata de un modo muy poco mentchlij (caballeroso). Ese es el escudo de la persona que sabe que está parada en presencia del Rey.

    Y si tuvimos un mal día en la oficina, eso no significa que tengamos que descargarnos con nuestros hijos o nuestra esposa. Esto exige un tremendo autocontrol. Solamente la persona que posee un absoluto dominio de sí misma puede tratar siempre a todos los seres humanos, tanto judíos como gentiles, con dignidad.

    La décima prueba de Abraham fue, en realidad, una prueba doble. El se encontraba en un momento de enorme estrés, y se tuvo que confrontar con una persona que no era precisamente un príncipe. No obstante, le confirió honor. Esta, la prueba última, demostraba que Abraham era apto de ser el padre del Pueblo Judío, los embajadores de D-os.

    Rabí Eliahu Dessler, Rabí Isajar Frand


    EL ROSTRO HUMANO

    "La vida de Sara fueron cien años, veinte años y siete años" (23:1)

    "Y Abraham se levantó de ante el rostro de su muerta" (23:3)

    El Shabat es el rostro del mundo. D-os bendijo al Shabat. Nuestros rabinos nos enseñan que D-os lo bendijo con el brillo del rostro humano. Este concepto es bastante extraño. ¿Acaso no es demasiado restrictivo decir que el gran propósito y el objetivo final de toda la Creación, el Shabat, debe ser bendecido con nada más que el brillo de un rostro humano? ¿Acaso esto no implica que D-os bendijo algo inmenso, el Shabat, con algo muy limitado, el rostro humano?

    Pero, en un análisis más de cerca, vemos que el Shabat y la luz del rostro humano son una misma cosa.

    El rostro es la única parte del cuerpo en la que se puede ver cómo el intelecto domina a lo físico. La luz de la sabiduría ilumina el rostro; según sea la luz interna y la sabiduría de una persona, así es el brillo de su rostro. El brillo interno irradia con un poder inmenso hasta que irrumpe en la carne y el hueso del cráneo, atravesando los tendones de la cabeza, y finalmente expone su brillo a través del rostro como un faro que transforma la carne y la sangre en luz radiante.

    En hebreo, la palabra "rostro" es "panim". "Panim" se escribe igual que "pnim", que significa "adentro". El rostro es la única parte del ser humano donde se puede ver el interior de una persona. En el rostro, uno puede percibir el dominio del intelecto por sobre el cuerpo.

    Lo mismo ocurre con Shabat. Shabat es como el rostro de la Creación. Al descansar en Shabat, estamos revelando ese rostro. Estamos revelando que el propósito del mundo es espiritual: dejamos que la esencia espiritual atraviese el mundo físico. Le asignamos a la espiritualidad su lugar apropiado en el pináculo de la Creación, relegando lo físico a su rol subsidiario de telón de fondo de la santidad. Por lo tanto, el brillo del rostro del hombre que rervela lo que hay adentro de lo físico es exactamente igual que el Shabat que revela el interior del mundo físico. El rostro del mundo es el Shabat.

    Cuando una persona se va de este mundo, esta luz del intelecto se va junto a ella. Por eso, no se puede llamar a la cara de alguien que está muerto "rostro", porque el "rostro" connota el mundo interior que ahora ya no reside más en el cuerpo. Sin embargo, inclusive después de fallecida, el "rostro" de Sara seguía irradiando algo de esa vida interna. Porque la vida de Sara le fue tomada como con un beso, el viaje más suave de este mundo al otro. Por eso la Torá dice que "Abraham se levantó de ante el rostro de su muerta".

    Pajad Ytzjak


    Nueva Sección:
    ??? Preguntas al Rabino ???

    Harlan de Jerusalén nos escribe:
    Estimado Rabino:
    Hace poco alguien me preguntó si me afeitaba con hoja de afeitar. Cuando le respondí afirmativamente, me dijo que la Torá dice que no está permitido, y que debo utilizar una afeitadora eléctrica o si no, dejar crecer la barba. Yo me sentí muy dolido por esto, y al mismo tiempo enojado de que un extraño se entrometiera en mis asuntos. Pero después me enteré de que, según la ley de la Torá, esa persona en realidad tenía [a1]la obligación de reprenderme. Me cuesta creer que la Torá le ordene a una persona que hiera los sentimientos del prójimo. ¿Hizo bien al "entrometerse"?

    Estimado Harlan:
    La Torá en Parashat Kedoshim dice:

    "No deberás odiar a tu hermano en tu corazón; reprende a tu prójimo y no cargues con un pecado por culpa suya".

    Maimónides y demás autoridades halájicas citan este versículo como la fuente del precepto positivo de reprender a la persona que ha transgredido una ley. Esto se aplica tanto a las leyes bíblicas como a las rabínicas. En tu caso, se trata de la violación de un precepto de la Torá, por lo que esta persona tenía la obligación de señalártelo.

    Pero no termina ahí la cosa. Si bien hemos dicho que existe el precepto de reprender, también debemos entender que hay leyes que gobiernan el método de la reprimenda.

    Maimóndes, en sus Códigos, dice que quien reprende debe hacerlo con la única y pura motivación de hacer volver a esa persona al sendero de la Torá. Si la transgresión fue hecha en privado, entonces la reprimenda también deberá hacerse en privado. Y deberá llevarse a cabo con sumo cuidado, con compasión y con honor. El objetivo no consiste en herir a la persona, o satisfacer algún perverso sentido del placer, sino más bien, ayudarlo a hacer lo correcto.

    En síntesis, él hizo lo correcto, pero probablemente lo podría haber hecho de un modo mejor (Yo, personalmente, nunca reprendería a nadie que tuviera una hoja de afeitar abierta en la mano!!!).

    Fuentes:
    - Vaykrá 19:17
    - Maimónides. El Libro de las Mitzvot, precepto positivo 205
    - Sefer haJinuj, precepto positivo 239
    - Avotot Ahavá, de Rabí Moshe Newman y Mordejai Becher, Sifrei Nof Publishers, Jerusalem p. 54,62
    - Maimónides, Los códigos, El Libro del Conocimiento 6:7


    ???¿ALGUNA PREGUNTA?
    Si tiene alguna inquietud sobre leyes o costumbres de su judaísmo, o quiere aclarar aulguna duda, puede enviarnos su pregunta a spanish@ohr.edu y procuraremos contestarle lo más pronto posible. Nos reservamos el derecho de publicar las preguntas y respuestas. No todas las respuestas dadas serán publicadas en "Judaísmo", pero todas serán respondidas, B´H.


    Haftará: Melajim I 1:1-31

    Contenido

    La necesidad de asegurar la sucesión del Pueblo Judío, que es el tema de la parashá de esta semana, aparece reflejada en la Haftará: El Rey David llega al final de sus días (igual que Abraham) y su hijo mayor, el apuesto e indulgente Adoniau, trata de quitarle la sucesión a Shlomo, heredero designado de David. Pero el Rey David es alertado por su mujer Bat Sheva, y el profeta Natán, y el plan se frustra.

    Cierta vez, el Jafetz Jaim le escribió a un hombre muy rico que debía escribir un testamento muy claro, dividiendo sus propiedades entre sus hijos, porque, tal como vemos en la Haftará de esta semana, si el profeta Natán le indicó al Rey David que dejara instrucciones claras y precisas en cuando a su legado, ciertamente este hombre tan rico debía hacer lo mismo. No vemos que el Rey David se haya molestado ante la insistencia del profeta, que le recordó su condición de mortal; por el contrario, tomó todos los pasos necesarios para rectificar una situación difícil. Tal como escribe el Jafetz Jaim: "Es bien sabido que los hijos desobedecen a los padres y se pelean entre sí, inclusive cuando los padres están con vida... (cuánto más después de muertos!

    Adaptado de "The Midrash Says"

    Love of the Land

    Selecciones de fuentes clásicas en las que se expresa
    la singular relación que existe entre el Pueblo Judío y Eretz Israel.

    HEBRON

    "Sara murió en Kiriat Arba, que es Hebrón, en la Tierra de Canaán" (Bereshit 23:2)

    Kiriat Arba (La Ciudad de los Cuatro) es llamada así a causa de las cuatro parejas que están allí enterradas: Adam y Javá, Abraham y Sara, Itzjak y Rivka, Yaakov y Lea" (Midrash Rabá).

    La antigua Hebrón no sólo se relacionaba con los Patriarcas y las Matriarcas sino que también es mencionada con relación a la misión de los espías que envió Moshé a que exploraran la tierra, uno de los cuales, Caleb ben Yefuné, recibió esta parte de la tierra gracias a su fiel informe. Además, Hebrón fue el asiento del reino de David durante siete años y medio antes de que hiciera a Jerusalén su capital.

    Hebrón se encuentra hoy bajo dominio palestino, pero hay un asentamiento judío en la ciudad y en la adyacente Kiriat Arba. La Cueva de Majpelá donde están enterrados los Patriarcas y las Matriarcas continúa atrayendo a visitantes judíos de todas partes del mundo.


    Escrito y Recopilado por: Rabino Yaakov Asher Sinclair
    Editor y Responsable: Rabino Moshe Newman
    Diseño de HTML: Moises Cohen


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