¡Judaismo! - Tazria
Tazría-Metzora
1 de Nissan 5759; 17 de abril 1999
Resumen de la Parashá
Contenido
TAZRIA
La Torá ordena que las mujeres ofrezcan un korbán tras el nacimiento de un niño. Los hijos varones deben circuncidarse al octavo día de vida. La Torá introduce el fenómeno de tzaraat (usualmente mal traducido como "lepra"), enfermedad milagrosa que ataca a las personas, las vestimentas y las casas, con el fin de que el individuo reaccione frente a sus faltas espirituales. A fin de determinar si una mancha en particular es o no es tzaraat, se debe consultar al kohen. El kohen aisla a la persona durante una semana. Si la enfermedad no sufre cambios, el confinamiento continúa una semana más, luego de la cual el kohen decidirá la situación del individuo. La Torá describe las distintas formas de tzaraat. La persona acerca de la cual queda confirmado que sufre de tzaraat lleva ropa desgarrada, no se corta el pelo, y debe alertar a los demás que tiene una impureza ritual. Le está prohibido mantener contacto normal con las demás personas. Por fin, se describe en detalle el fenómeno de tzaraat en las vestiduras.
METZORA
La Torá describe el procedimiento para un metzora (persona afligida por tzara'at) luego de concluir con su período de aislamiento. Este proceso se extiende por una semana e involucra korbanot e inmersiones en la mikve. Luego el kohen debe declarar al metzora puro. Un metzora de escasos recursos puede sustituir las ofredas de animales, que son caras, por otras que son mas económicas. Antes de que el kohen diagnostique que una casa tiene tzara'at, los artículos de la casa se retiran para evitar que ellas también sean declaradas ritualmente impuras. El tzara'at se elimina demoliendo y reconstruyendo esa sección de la casa; si vuelve a aparecer, la edificación entera debe ser arrazada. La Torá detalla las secreciones corporales que hacen a una persona ritualmente impura, provocando que no pueda entrar en contacto con artículos sagrados, y de qué modo uno recupera un estado de pureza ritual.
Comentario a la Parashá
Contenido
"El Kohen mirará y he aquí que la mancha no cambió de color" (lit. no cambió su ojo) (13:55)
Denme una palabra en castellano que equivalga a "chic" en francés. Chic es algo tan pero tan francés que para traducirlo al castellano haría falta un cargamento entero de adjetivos. Los rasgos de un país se evidencian en su idioma. En cada idioma hay palabras que no pueden traducirse directamente a ninguna otra lengua.
En Yidish (y en hebreo) hay una palabra: fargin. Fargin significa sentir placer cuando a otra persona le va bien, sin sentir ni una pizca de celos.
La felicidad depende del modo en que se mira la vida. El vaso puede parecernos medio lleno o medio vacío. Depende de cómo uno utilice los ojos.
En la parashá de esta semana hay una detallada descripción de una enfermedad espiritual denominada tzaraat. Una de las faltas que produjo esta aflicción fue no saber fargin; el ojo angosto, la constricción de la visión.
Cuando una persona enfoca la realidad del modo correcto, se da cuenta de que no hay nada en este mundo que sea mera coincidencia.
Por ejemplo, pongamos por caso que mi vecino y yo compramos billetes de lotería. El compró el No. 17756233/a/th/567 y yo compré el No. 17756233/a/th/568. Dos semanas más tarde me levanto y oigo que mi vecino grita con todos sus pulmones: "¡¡¡Me gané diez millones!!! ¡¡¡Me gané diez millones!!!".
Si mis ojos enfocan en la realidad del modo correcto, de inmediato voy a sentir una inmensa felicidad por mi vecino, porque yo no tenía ninguna chance de ganar la lotería. Aunque yo tenía el billete siguiente, hubiera dado exactamente lo mismo si hubiese tenido el billete 0001. La misma diferencia.
La felicidad es entender que lo que Hashem decreta para una persona es de esa persona y siempre fue suyo. No hay "cerca" de lo que les toca a los demás. El que piensa lo contrario se está engañando a sí mismo. Y darse cuenta de eso es uno de los secretos de la felicidad en este mundo.
Cabe destacar que en hebreo, las palabras "aflicción de tzaraat" (nega) y "placer" (oneg) se escriben exactamente con las mismas letras: nun, guimel, ain. La única diferencia entre ambos términos es dónde se coloca la letra ain. En hebreo, ain significa "ojo". Si uno coloca el ojo en el sitio equivocado, termina sufriendo una enfermedad espiritual, nega. Pero si coloca el ojo en el lugar adecuado, uno siente placer, oneg. El placer que viene de "farginear". El placer que viene de mirar el mundo a través de la lente de la realidad.
"Hashem le habló a Moshé, diciendo: Esta será la ley del Metzorá" (14:1)
Metzo-ra ---------Motzi-(shem)-ra-------------hablar mal de alguien
(lit. "sacar un mal nombre", implica mentir).
Sobre gastadas ruedas de acero, las puertas de la fábrica se abrieron de par en par. Allí, bajo la luz gris del alba, estaban las máquinas. Una detrás de la otra, en una larguísima fila cuyo fin se encontraba lejos, muy lejos. Eran grises y azul opaco. Majestuosas. Maravillosas. Las 248 . Una máquina tras otra máquina tras otra máquina.
El supervisor condujo a su nuevo empleado por el pasillo central. Pasaron junto a todas ellas en reverente silencio. Después de lo que pareció como un siglo, llegaron al final. Y allí se pararon, juntos, al final de este vasto despliegue de poder industrial, contemplándolo.
Allí estaba, diferente del resto de las máquinas igual que Moby Dick era diferente del resto de las ballenas. Enorme, imponente, sola, formidable.
"Es ésta" dijo el supervisor. "Esta. Sin esta máquina, todas las otras máquinas no valen absolutamente nada. Nada de nada. De esta máquina penden la vida y la muerte".
La lengua es la máquina más poderosa del mundo entero.
En esta vasta fábrica llamada el Hombre, hay doscientas cuarenta y ocho máquinas, cada tendón corresponde a una mitzvá. Pero la lengua tiene un poder mayor que el resto.
Una palabra puede matar a distancias que ni siquiera el más poderoso cohete puede alcanzar. Una palabra puede causar una plaga más nociva que el antrax. Y aun así, una palabra puede curar con más poder que una cirugía a corazón abierto. Una palabra puede decir más que el más brillante y colorido ramo de flores.
El mundo fue creado con palabras: "En el comienzo D-os creó los Cielos y la Tierra...". El creó toda la existencia con las dos veintidós letras del alfabeto hebreo. Y le dio al hombre esa máquina tan increíblemente poderosa: la lengua. No hay ningún animal en el mundo que pueda hablar. Podrán hacer ruidos, sí. Pero hasta la fecha, ninguna ballena publicó un libro de poemas.
El Hombre es el único Hablador de toda la existencia. A él se le confió una máquina muchísimo más poderosa que el átomo, y además, mucho más peligrosa. Porque con una sola palabra se pueden destruir mundos y con una sola palabra se los puede crear.
"Una mujer, cuando diere a luz..." (12:2)
Cuando un primogénito viene al mundo, ocurren dos creaciones: el niño, y los padres. El equipo de tres socios que conforman Hashem y los dos padres crean al niño, pero el niño también "creó" a los padres. Hasta ahora eran simples personas. Ahora son padres.
El Midrash dice que si el hombre es digno "precede a toda la creación". ¿Cómo el hombre va a preceder a toda la creación, cuando fue creado último, el sexto día?
En la ley judía, el padre le lega a su primogénito una porción doble. ¿Por qué? Porque ese hijo fue el que lo convirtió en padre.
El Pueblo Judío es llamado "Mi hijo, mi primogénito, Israel", porque el Pueblo Judío fue el que, por decirlo de alguna manera, "convirtió a Hashem en el Padre del mundo". Ellos son los que atestiguan Su existencia.
Todos los israelitas son los primogénitos de Hashem. Si, a causa de nuestras acciones, hacemos que el nombre de Hashem sea querido en este mundo, si la gente nos mira y ve que hay un D-os que rige el mundo, entonces somos considerados dignos. Y entonces "precedemos a toda la Creación". Cuando hacemos a Hashem el Padre del mundo, nos hacemos dignos de ser los "primogénitos".
La haftará de esta semana es la haftará especial que leemos cuando Rosh Jodesh coincide con Shabat. Los últimos versículos relacionan tanto al Rosh Jodesh como al Shabat como tiempos en el futuro cuando el Pueblo visitará el Santuario para adorar a D-os.
La haftará empieza con una reprimenda profética al Pueblo, quienes le dan importancia al servicio físico del Santuario, pero menosprecian sus valores conceptuales. El profeta Yeshayá reprocha a aquellos que, por un lado traen ofrendas, pero golpean a su compañero, o que roban el animal para el sacrificio.
Yeshayá proclama que D-os, Quien creó todo el universo, no necesita al Santuario ni nuestras ofrendas. El ordenó hacer el servicio en el Santuario para nuestro beneficio, como un medio para nosotros de expresar nuestro agradecimiento y respeto, pero la virtud interna es la idea principal. Cuando ésto hace falta, todo lo demás no tiene sentido.
Yeshayá narra la redención futura que será milagrosamente rápida e imprecedida, luego de la cual todas las naciones vendrán a Jerusalem, al Beit HaMikdash para servir al único y verdadero D-os.
"Como un río Le llevo paz a ella..." (66:12)
D-os declara que en el futuro El traerá paz a la nación Judía como un río.
El Talmud (Berajot 56b) deduce de este versículo que aquel que sueña con un río disfrutará de paz. El Talmud cita otros dos versículos de los cuales deduce que el soñar con un pájaro o una olla también es indicativo de paz.
¿Cómo puede entenderse esto? La paz surge cuando opuestos viven en armonía. Una olla simboliza paz, por cuanto que permite al fuego y al agua coexistir. Un pájaro simboliza la pacífica coexistencia de lo físico y lo etéreo, por cuanto que un pájaro vuela por los cielos y camina sobre la tierra. Y un río es el lugar donde tanto la lluvia del cielo como aguas subterráneas se colectan, y el río conduce el agua a areas inhabitadas para el uso de la humanidad.
Por lo tanto, en la redención futura, tanto la riqueza física como la abundancia espiritual se harán presentes en un solo lugar, y el correcto y justo también será el próspero.
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Escrito y Recopilado por: Rabino Yaakov Asher
Sinclair
Editor y Responsable: Rabino Moshe Newman
Diseño de HTML: Moises Cohen
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