¡Judaismo! - Beshalaj

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BeSiata Dishmaya

¡Judaismo!

Beshalaj

13 de Shvat 5759; 30 de enero 1999


Contenido:

  • Resumen de la Parashá
  • Comentario a la Parashá
  • Haftará
  • El Amor por La Tierra
  • Información sobre la suscripción
  • Or Sameaj en el Web

    Esta publicación también esta disponible en los siguientes formatos: [Text] [Word] [PDF] Explicación de estos símbolos


  • Resumen de la Parashá

    Contenido

    Paró finalmente envía a Bnei Israel fuera de Egipto. Hashem dirige al pueblo judío hacia Eretz Israel con columnas de nubes y fuego en una ruta circundante que evita a los plishtim (filisteos). Paró lamenta la pérdida de tantos esclavos y persigue a los judíos con su ejército.

    Los Bnei Israel se asustan mucho al ver a los egipcios aproximarse, pero Hashem los protege. Moshé levanta su bastón y Hashem parte el mar permitiendo que Bnei Israel lo cruce sin peligro. Paró, con el corazón endurecido por Hashem, ordena a su ejército perseguir a Bnei Israel, y al hacerlo las aguas caen sobre la armada egipcia. Moshé y Miriam dirigen a hombres y mujeres, respectivamente, en un canto de agradecimiento a Hashem.

    Luego de viajar tres días sólo para encontrar aguas amargas en Marah, el pueblo empieza a quejarse. Moshé produce milagrosamente aguas potables de las amargas, y ahí en Marah reciben ciertas mitzvot. El pueblo se queja ante Moshé y Aarón que tenían mejor comida en Egipto. Hashem envía perdices de modo que tengan carne y les provee de maná. Es un pan milagroso que cae del cielo cada día excepto sábado. Sin embargo, el viernes una doble porción desciende para abastecer las necesidades de Shabbat. Nadie puede obtener más que su porción diaria, pero el maná que se colectó el viernes basta para dos días de modo que los judíos puedan descansar en Shabbat. Una porción de maná se separa como recordatorio para futuras generaciones.

    Luego de que los judíos se quejan otra vez por la falta de agua, Moshé milagrosamente produce agua de una roca. Entonces Amalek ataca a los judíos. Yoshua dirige la batalla mientras Moshé reza por su bienestar.




    Comentario a la Parashá

    Contenido

    "Entonces cantarán Moshé y los Hijos de Israel" (15:1)

    ¿Alguna vez entraste a un estudio de grabación de música?

    La primera vez que uno entra en la sala de control, siente como si estuviera en un "Viaje a las estrellas". La sala de control está dominada por lo que se suele llamar el "escritorio": una consola de varios metros de longitud. Si bien resulta muy impresionante, la consola consiste básicamente de circuitos múltiples de un mismo canal. En el estudio, donde toca la banda musical, cada instrumento cuenta con su propio micrófono, y el sonido de cada micrófono llega por separado, por su propio canal, al escritorio. A veces un instrumento puede tener distintos canales. Por ejemplo, la batería puede tener ocho micrófonos por separado, y cada uno ofrece una parte ligeramente diferente del panorama musical.

    Al dividir en distintos canales todos los intrumentos, se logra el máximo control de sonido. Si uno quiere más bajo de batería, puede subirlo. ¿Hace falta más cuerdas? No hay más que subir las "cuerdas".

    Cuando el sonido está correctamente balanceado, cuando todos los canales están en sus niveles y tonalidades apropiados , todos los sonidos se unen para formar un todo unificado. Entonces resulta difícil discernir los distintos instrumentos. Es como si hubieran sido reemplazados por un sonido único.

    En la consola hay otro botón más en cada uno de los canales. Es el llamado "botón solista". Y eso es lo que hace: aisla cualquiera de los canales, haciendo que ese instrumento en particular toque solo, aislado del sonido general.

    Si se aisla el bajo, se oye "Bumpudum, bumpudum..."Al aislar un instrumento, se oye algo que no siempre tiene sentido musical.

    El Arte refleja la Vida.

    A veces, resulta muy difícil encontrar sentido en los hechos del mundo. Nos cuesta creer que el mundo sea dirigido por Alguien. Todo suena como una cacofonía endiablada. Oímos hablar de sufrimientos y de males, y nos preguntamos si algo semejante puede ser obra del D-os Misericordioso.

    No creas que eres el único que siente eso. Estás en buena compañía. Una de las personas más grandes de la historia sintió exactamente lo mismo.

    Moshé, nuestro más grande maestro, no lograba comprender cómo el sufrimiento de los judíos en Egipto encajaba en el plan general de Hashem.

    En la Parashá de la semana pasada, Moshé fue al Faraón a pedirle que dejara salir al pueblo. Negociar con el Faraón no era cosa fácil... En respuesta al pedido de Moshé, el Faraón les dijo a los supervisores que dejaran de proveerles paja a los judíos; sin embargo, deberían producir la misma cantidad de ladrillos que antes.

    Los judíos se quejaron amargamente ante Moshé. Entonces Moshé Le preguntó a Hashem: "Señor mío, ¿por qué le hiciste mal a este pueblo? ¿Para qué me enviaste? Desde el momento en que fui a ver al Faraón, para hablar en Nombre Tuyo, él le hizo daño a este pueblo, pero Tú no los rescataste".

    Moshé no se estaba quejando por los problemas que tenía ahora con el Faraón, sino que dijo "desde el momento"; Moshé pensaba que, desde su mismo comienzo, todo el plan de sacar a los judíos de Egipto estaba destinado a fallar.

    Cuando se saca un hecho de su contexto, cuando se aisla un instrumento de la orquesta, no se oye la sinfonía de los hechos del mundo. No se oye cómo todos los instrumentos se combinan en un todo armonioso y coherente. Lo único que se oye es "Bumpadum, bumpadum". ¡Suena como una locura!".Moshé estaba apretando el botón "solista" del concierto intitulado "Exodo de Egipto"."Entonces cantarán Moshé y los Hijos de Israel" (15:1)El Midrash dice que así como Moshé erró (ver más arriba) con la expresión me-az (desde el momento), con esa misma palabra, az, Moshé rectificó su error.

    Tras emerger de la división del mar, el pueblo judío se paró en la orilla. Ante ellos, yacía el poderoso ejército egipcio, desperramado por la costa como soldaditos de juguete rotos. Cada hombre y cada mujer, desde los más grandes hasta los más humildes, alcanzaron un nivel de entendimiento del mundo como nunca habría de repetirse.

    Esa percepción los llevó a entonar una canción. En el pensamiento judío, la canción representa la capacidad de armonizar todos los eventos dispares de nuestro mundo, haciéndolos coincidir en Uno: Hashem Ejad.

    "Entonces (az) Moshé y los Hijos de Israel cantaron una canción".

    Esa canción es parte de los rezos que decimos todos los días del año, para que recordemos que inclusive cuando parece que reina el caos y la vida suena como la Cacofonía Filarmónica de Viena, Hashem es El Que dirige la batuta del mundo, como no puede dirigirla ningún otro maestro de orquesta.

    Si escuchamos con atención, oiremos cómo todo en la creación canta al unísono en un mismo sublime concierto.


    "Entonces cantarán Moshé y los Hijos de Israel" (15:1)

    El cine es un idioma. Tiene su propio vocabulario y su propia sintaxis. Uno de los recursos cinematográficos más notables es la escena retrospectiva. Habla un personaje, y de pronto, su voz se envuelve de ensueño. Se transforma en un eco. La imagen se vuelve un débil resplandor, como si estuviésemos mirando una laguna con rizos ondeantes. "¡Sí! Parece como si fuera ayer, pero fue hace más de veinte años que anduve por este mismo camino..."

    La película nos transporta a ese mismo personaje, veinte años atrás. En esencia, cambiamos el pasado por el presente.

    La escena retrospectiva suele emplearse cuando se busca darle un sentido de importancia a un cierto hecho. Quieren que estemos allí mismo. En ese mismo lugar. No que escuchemos un mero relato...

    ¿Acaso pudo haber habido algún acontecimiento más importante que la división del Mar Rojo?

    Con esta analogía, tal vez podamos comprender por qué el "guionista" Divino hace, por así decirlo, un "error gramatical" en la parashá de esta semana.

    "Entonces cantarán Moshé y los Hijos de Israel". ¿Por qué no dice "Entonces cantaron Moshé y los Hijos de Israel"?

    La Torá le imparte especial importancia a la división del mar y a la canción que le siguió. Y quiere que nos sintamos como si verdaderamente estuviésemos parados en la costa del Mar Rojo, junto con Moshé y todo el pueblo. Quiere que nosotros también nos maravillemos con la increíble experiencia de que, en pocos segundos más, Moshé y el pueblo judío elevarán sus voces en una canción que habrá de unir el Cielo con la Tierra.

    "Entonces cantarán Moshé y los Hijos de Israel."

    ¡Está ocurriendo ahora!.

    Ramban


    "Y he aquí que Egipto viajaba tras ellos" (14:10)

    Dice Rashi que los egipcios estaban unidos "con un solo corazón, como una sola persona", en su deseo de alcanzar y dominar a Israel.

    Pero hay otra frase casi idéntica a ésta "como una sola persona con un solo corazón", que se emplea para describir al Pueblo Judío cuando están a punto de recibir la Torá en el Sinaí. Una expresión casi idéntica, pero en el orden inverso. ¿Por qué para referirse al Pueblo Judío la Torá invierte los términos?

    El Pueblo Judío es, en esencia, una unidad, como una sola persona, porque todos son brotes de una misma raíz espiritual. Cuando están divididos, sus diferencias son superficiales, y lo único que les falta es unidad de objetivo, "un mismo corazón". Pero, fundamentalmente, son "como una sola persona". Una unidad indivisible.

    Por el contrario, las naciones del mundo son esencialmente entes separados. Lo único que es capaz de unirlos es el pragmatismo, un solo corazón, y entonces, temporariamente, se transforman en "como una sola persona". Pero su unidad se basa únicamente en un interés, y se disuelve ni bien desaparece el objetivo común.

    El Pueblo Judío es en esencia una sola persona. Y cuando también tienen un solo corazón, entonces el mundo se detiene y el Cielo se encuentra con la Tierra.

    Avnei Ezer y Gaon de Vilna - Kol Eliyahu




    Ashkenazim: Shoftim 4:4 - 5:31
    Sefaradim: Shoftim 5:1-31

    Contenido

    Así como el tema de la Parashá de esta semana es la Canción del Mar, el tema de la Haftará es la Canción de la profetisa Devorá. Tanto la Parashá como la Haftará describen la santidad de la Mujer Judía. En Egipto, Yojeved y Miriam fueron cruciales en el rescate de Moshé, quien fue el agente de la redención. Tras el cruce del mar, las mujeres judías, bajo el liderazgo de Miriam, quisieron enunciar su absoluta confianza en Hashem, con su propia canción de alabanza. En la época de Devorá, el Pueblo Judío había olvidado por completo cuál era su misión, y habían "tomado a las hijas de la población cananea entre los que vivían, por mujeres, y habían dado sus propias hijas a sus hijos (de los cananeos), y servían a sus dioses".

    Hashem decretó que debían sufrir a causa de eso. Y parte del sufrimiento adoptó la forma del cruel general llamado Sisera, literalmente, el "pacificador" o el "silenciador".

    No obstante, en este punto extremo, Israel dirigió su corazón a Hashem.

    En la Canción de Devorá, vemos este cambio en el corazón del pueblo, causado por el poder purificador del sufrimiento.

    Y todo se debió al mérito inolvidable de una mujer gloriosa, sostenida por el Espíritu de Hashem, ardiente de entusiasmo por Su Palabra, quien hizo avergonzar a los hombres, y quien con sus "palabras llameantes" los llenó de coraje y valentía.

    No fue la espada de Barak, sino el espíritu de Devorá, el que obtuvo la victoria.

    Adaptado de Rabbi Mendel Hirsch


    Love of the Land

    Selecciones de fuentes clásicas en las que se expresa
    la singular relación que existe entre el Pueblo Judío y Eretz Israel.

    La tierra del retorno

    Cuando el rey babilonio Nebujadnetzar envió a su general, Nevuzaradán, a sacar a los judíos de Eretz Israel, le dio órdenes de impedir que rezaran, para que no pudieran arrepentirse y volver a ser aceptados por Hashem. Recién cuando llegaron a la frontera de Babilonia, se les dio permiso de rezar, porque era mucho menos probable que su arrepentimiento fuera aceptado con tanta facilidad fuera de su territorio.

    Este Midrash sobre Eijá aparece citado como una explicación de la afirmación de Rabí Elazar, de que quien reside en Eretz Israel vive sin pecado. Obviamente que siempre hubo pecadores en la Tierra, pero su arrepentimiento es aceptado con mucha mejor disposición que en cualquier otra parte.


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    Escrito y Recopilado por: Rabino Yaakov Asher Sinclair
    Editor y Responsable: Rabino Moshe Newman
    Diseño de HTML: Moises Cohen


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