Tzav
18 de Adar II 5760; 25 de Marzo 2000
· Nueva Sección:
Preguntas al Rabino
· Haftará
·
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Resumen
de la Parashá
La Torá se dirige a Aarón y
a sus hijos para enseñarles leyes adicionales relacionadas al servicio. Las cenizas del "Korbán Olá"
- el Korbán quemado en el Altar a través de la noche - es removido del
área por el Kohen después de que se saca su ropa de lino especial. La Olá es traída por alguien que se
olvidó de cumplir con un mandamiento positivo de la Torá. El Kohen retiene el cuero. El fuego en el
Altar debe arder constantemente. El "Korbán Minjá" es una
ofrenda de comida que está hecha de harina, aceite y especias. Un puñado de esto se quema en el Altar, y un
Kohen come el resto antes de que se fermente.
La Parashá describe los Korbanot
especiales ofrecidos por el Kohen Gadol cada día, y por los hijos de
Aarón y sus futuros descendientes en el día de su inauguración. Se describe el "Jatat", el Korbán
que se trae después de haber cometido una transgresión accidental, las leyes de
la matanza y el esparcimiento de la sangre del "Asham" y el
"korbán por una transgresión intencional" para ciertas transgresiones. Se describen detalladamente los "Shelamim",
varias clases de Korbanot de paz y la prohibición de dejar los restos de
la "Todá" (el Korbán de agradecimiento) sin comer hasta
la mañana. Todos los sacrificios deben
ser quemados después de que ya no se los puede comer. Ningún sacrificio puede ser comido si fue matado con la intención
de comerlo mas allá de su tiempo prescrito. Una vez
que los Korbanot se hacen tamé (ritualmente impuros) no pueden ser comidos y deben ser
quemados. Una persona no debe comer un Korbán
cuando ella misma está ritualmente impura.
Está prohibido comer la sangre y el jelev (grasa o cebo) de un
animal. Se les da a Aarón y a sus hijos
el pecho y la parte de la pata entre la rodilla y el tobillo de los "Korbanot Shelamim". Se describe en detalle la ceremonia de
inauguración para Aarón, sus hijos, el Mishkán y todos sus implementos.
Comentario a la Parashá
“Y elevará la ceniza” (6:3)
A primera vista, hay algunas cosas en el
judaísmo que parecen muy raras. Recuerdo a alguien que no era religioso al
momento de descubrir la halajá que dice que hay que atar el zapato izquierdo
antes que el derecho. Esa persona me dijo: “La verdad es que me cuesta creer
que a D-os Le importe qué zapato ato
primero”.
Yo le podría haber explicado que atamos
primero los cordones del zapato izquierdo en muestra de respeto a la tira de
cuero del tefilín que se pone en el brazo izquierdo. Sin embargo, me di cuenta
de que lo que le molestaba era algo mucho más básico.
Los que nacimos en el mundo occidental
crecimos en un mundo en el que la religión era una actividad de fin de semana.
La religión está compartimentalizada, igual que D-os. Para la mente occidental, si hay un D-os, es como
un invitado de fin de semana. Cualquier intrusión adicional en la vida es
considerada extremadamente fastidiosa.
En 1898, Lord Melbourne señaló, tras oír un
sermón evangelical: “Las cosas han llegado a un estado tal en que se permite
que la religión invada la esfera de la vida privada”.
Sin embargo, para el judío, el judaísmo no
constituye un pasatiempo. No es un aspecto más de la vida. Para nosotros es
la vida.
El judío percibe cada actividad como una
oportunidad de acercarse a D-os. Lo que comemos. Lo que pensamos. Lo que
decimos. Lo que hacemos. Lo que no hacemos. En este mundo, nada está privado
del potencial de espiritualidad. Nada es neutro. Si el propósito de la creación
es que reconozcamos a D-os, entonces todo debió haber sido creado con ese fin.
La alternativa sería que existen amplias áreas de este mundo que no forman
parte del propósito de D-os, y que estaríamos acusando al Amo del mundo de
extremo descuido.
En el versículo citado, la palabra hebrea que
significa “ceniza” es deshen. Deshen puede entenderse como un
acrónimo de davar shelo nejshav, “algo sin importancia”. Cuando la Torá dice: “Y elevará la ceniza”, nos
está diciendo que tomemos todo, incluso las cosas que nos parecen
insignificantes como cenizas, y las coloquemos junto al altar. Elevar los
pequeños pensamientos de la vida, usándolos para servir a D-os. Porque en este
mundo no hay nada que no pueda utilizarse para servir a D-os. Ni siquiera el
más humilde cordón de zapatos.
Admor Rabí Tzvi HaKohen MiRiminov en Iturei Torá
“Separará las cenizas de lo que consumió el fuego...
y las colocará junto al altar” (6:3)
Si hubieses pasado años enteros tomando
clases de piano, te sentirías muy desilusionado si una mañana te despertaras y
no pudieras tocar “Para Elisa”. Si hubieses ahorrado un millón de dólares y
los hubieses depositado en el banco, te
enojarías mucho si al día siguiente el millón se hubiese esfumado...
Los logros físicos tienden a no desaparecer
de un día para otro. Sin embargo, en lo que respecta a los logros espirituales,
cada día se empieza desde cero. No se puede asumir que los triunfos
espirituales de ayer nos protejan de los desafíos de hoy. Cada día trae su
propio Everest espiritual que escalar.
Suena difícil, ¿no?
Es difícil.
Pero hay un consuelo. Aunque cada día
enfrentemos nuevamente nuestros desafíos espirituales, nos hemos transformado
en un ser diferente. Y salimos a escalar esos picos espirituales, no como
éramos ayer a la mañana, sino como una persona nueva.
Esta idea la podemos percibir al comienzo de la parashá de esta semana: cada día el Kohen quitaba las cenizas de la ofrenda diaria y las colocaba en la base del altar. Milagrosamente, las cenizas eran tragadas por el suelo alrededor de la base del altar. Por lo tanto, la ofrenda diaria era una ofrenda diferente cada día, pero sus cenizas, la evidencia del servicio de ayer, eran ahora parte integrante del altar sobre el cual se llevaba a cabo el servicio.
Rabí Shimshon Rafael Hirsch, Rabí Mordejai Perelman
???
Preguntas al Rabino ???
Un lector del estado de Tennessee (U.S.A) nos
pregunta:
Estimado Rabino:
Yo formo parte de una sinagoga ortodoxa, a la que voy en auto en Shabat. Sin embargo, una vez por mes nos reunimos un grupo en la casa de un amigo en nuestro barrio, para rezar en Shabat. Así podemos gozar de un Shabat más completo que no implica ir a la sinagoga manejando. En la casa de este amigo, ponemos una mejitzá y por lo general solemos formar un minián.
No obstante, no contamos con un Sefer Torá ni
tenemos intenciones de comprar uno. Mi pregunta tiene que ver con el servicio
de Torá. Algunos piensan que deberíamos decir o cantar las plegarias que no se
refieren directamente al Sefer Torá, salteando las que sí hacen referencia
directa. En otras palabras, decir las plegarias Ein Kamoja, Av HaRajamim, Brij
Shmei; pero sin decir Vaihí Binsoa, Gadlú LaShem, etc.
También
todos estamos de acuerdo en que está bien cantar la Haftará. ¿Estamos en lo
correcto?
Estimado lector de Tennessee:
En
primer término, permítanme felicitarlos por los pasos que han tomado, y
desearles éxito.
Me
di cuenta de que no mencionaron la lectura de la Parashat ha Shavúa (Porción de
la Semana) de un libro. El Jafetz Jaim sostiene que en las comunidades en las
que no se cuenta con un Sefer Torá, el Shalíaj Tzibur (quien conduce el
servicio) debe leer en voz alta la porción de
la Torá de un Jumash ante toda la congregación, para que no “se olvide”
la ley de la Kriat HaTorá. Sin embargo, si no se lee de un Rollo de la
Torá no se puede pronunciar la bendición de la lectura de la Torá.
Ahora,
en lo que se refiere al tema de los rezos.
Aunque
las plegarias mencionadas durante el servicio de la Torá no mencionen a la
Torá, sin un Rollo de Torá se pierde todo el sentido de esos rezos. La razón
por la que se incluyen dichas plegarias al sacar y devolver la Torá es que el
acto de sacar la Torá despierta el amor Divino y hace que sea un momento
auspicioso para pedir compasión.
Tiene
razón con respecto a la Haftará, que inclusive sin una Torá se la puede cantar,
pero sin decir las bendiciones de antes ni de después. Originariamente, las
lecturas de las haftarot fueron instituidas como un substituto de la Kriat
HaTorá en una era en la que la lectura y el estudio de la Torá habían sido
prohibidos por una potencia extranjera. Más tarde, la haftará fue incorporada
al servicio del Shabat a la mañana, como un aditivo a la lectura del rollo de
la Torá. Por lo tanto, si no se cuenta con un Sefer Torá, no se pueden decir
las bendiciones de la Haftará.
No
es casualidad que los servicios parezcan incompletos sin una Torá. El Talmud
enfatiza la tremenda santidad del Rollo de la Torá, y el papel integral que
juega en la vida de la comunidad. Esa sensación de que “falta algo” le está
recordando a su comundidad el camino que tiene por delante. Hacen muy bien en
empezar con lo que tienen, pero la adquisición de una Torá debería constituir
uno de sus principales objetivos.
PD:
Si alguno de nuestros lectores sabe de un Sefer Torá que pudiera prestársele o
vendérsele a un precio razonable a esta comunidad, les rogamos ponerse en
contacto con nosotros via e-mail.
Fuentes:
-
Jafetz Jaim Mishná Brurá 143:9
-
Ramá, Oraj Jaim 284:1
-
Talmud
Meguilá 26a-27b
Los
nombres de los dos pares de abuelos/nietos mencionados en el Shemone Esrei
diario son:
1.
Abraham
y Yaakov, en la primera brajá y …
2.
Adam
y Enosh en la cuarta brajá (Atá Jonén)
Si
bien en la primera brajá se pueden percibir los nombres con claridad, en
la cuarta brajá esto resulta más difícil. Esto se debe a que la plegaria
no se refiere en sí a las personas llamadas “Adam” y “Enosh”, sino que se trata
más bien de sinónimos de “ser humano”. El Malbim explica que Enosh se refiere
al Hombre en su estado básico y Adam es el Hombre en un nivel espiritual
superior.
Cabe
destacar que recibimos dos respuestas muy interesantes al acertijo. La primera
la envió nuestro antiguo alumno, Rabí Yaakov Menken, que ahora dirige el
Project Genesis On-Line Jewish Learning Network (genesis@israel.nysernet. org). El respondió este acertijo y formuló otro más: “Hay cuatro
nombres enumerados en forma consecutiva en el Shemone Esrei de la mañana con
una sola vav (en vez de tres) separándolos. ¿Cuáles son? (La respuesta, la
semana que viene).
Mike
Marmor de Thornhill, Canadá, también solucionó el acertijo, y no sólo eso, sino
que propuso un tercer par: Oved y David HaMelej. “David aparece
mencionado en varias partes. Oved aparece en Velamalshinim, sólo en forma
fonética: ‘ve jol ha rishá karega t’oved’. Este ocultamiento es típico
del linaje del Mashíaj”.
Fuente:
- Malbim, Yob cap. 25
???¿ALGUNA
PREGUNTA?
Si tiene alguna inquietud sobre leyes o costumbres de su judaísmo, o quiere
aclarar aulguna duda, puede enviarnos su pregunta a spanish@ohr.edu y procuraremos
contestarle lo más pronto posible. Nos reservamos el derecho de publicar las
preguntas y respuestas. No todas las respuestas dadas serán publicadas en
"Judaísmo", pero todas serán respondidas, B´H.
Parashat
Pará
Yejezkhel 36:16-38
La
Haftará de esta semana es la haftará de la Parashat Pará, la tercera de las
cuatro parashiot especiales.
Así
como la Parashat Pará se ocupa de las leyes de pureza espiritual, su haftará
contiene las palabras “y salpicaré sobre vosotros las aguas de pureza”. Su
profecía consuela al Pueblo Judío exiliado, refiriéndose a las razones del
exilio y a la futura restauración y establecimiento en la tierra de Israel. En
el futuro, la pureza espiritual, junto con “un corazón nuevo y un espíritu
nuevo” serán conferidos desde el cielo a los que se arrepientan (ídem 26).
“Yo
quitaré el corazón de piedra de vuestra carne y os daré en cambio un corazón de
carne”
Las
mitzvot de Hashem son nuestra sangre vital. Al descuidarlas, el corazón se
congela, y se separa de su fuente de vida. Nos quedamos rígidos espiritualmente
hablando. El corazón se atrofia, se vulgariza, y finalmente se vuelve tan duro
como la piedra.
Y
como nos hicimos un corazón de piedra, no nos damos cuenta de que ése es el
motivo por el cual tenemos tan poca fe. ¿Cómo va a tener fe un corazón de
piedra? No nos damos cuenta de que nuestras quejas contra el Eterno provienen
de la roca que se incrustó en nuestro
pecho.
Al
final, va a ser demasiado tarde para un “bypass”. Hashem vendrá y nos
dará un corazón blando, que llore, que quiera oír la palabra de Hashem y lata
al compás de su Hacedor.
Selecciones de fuentes
clásicas en las que se expresa Las ciudades amuralladas de Eretz Israel El
14 de Adar se lee la Meguilá en las ciudades que no estaban amuralladas en la
época en que Yoshúa condujo a la Nación Judía en la conquista de Eretz
Israel. En las ciudades que sí estaban rodeadas de murallas en ese entonces,
la Meguilá se lee un día más tarde: el 15 de Adar. Con
respecto a las ciudades acerca de las cuales no hay certeza de si estaban
amuralladas en ese entonces, sus habitantes deben leer la Meguilá tanto el 14
como el 15. Entre ellas se cuentan las antiguas ciudades de Yafo, Lud, Ako,
Tzfat, Haifa, Beersheva, Hebrón, Shejem y Gaza, según el “Lúaj Eretz
Israel” de Rabí M. Tukchinsky. La comida festiva y el envío de regalos
también se realizan ambos días. La bendición de la lectura de la Meguilá se
dice solamente el 14, cuando la mayoría del mundo lee la Meguilá. En
Tiberíades también la Meguilá se debe leer ambos dias. Pero no se debe a que haya dudas acerca de si la
ciudad estaba amurallada en la epoca de Yoshúa. En Yoshúa 19 dice que Rekes
era una ciudad amurallada. Sabemos que Rekes es otro nombre de Tiberíades.
Entonces ¿qué pregunta surge con respecto a esta ciudad? Tiberíades
se sitúa al borde del Mar de la Galilea, también conocido como Kineret.
Estaba protegida de los invasores por una combinación de murallas y mar. Si
definimos a la “ciudad amurallada” en forma literal, como una ciudad
completamente rodeada de murallas, entonces Tiberíades no quedaría incluida.
Pero si consideramos “ciudad amurallada” como la que está protegida ante los
invasores, entonces la combinación de murallas y mar sí la incluye en la
lista. Por eso
fue que el Sabio Jizkiahu instituyó en Tiberíades que la Meguilá se leyese
ambos días, dictamen que aparece citado en el Shulján Aruj como un precedente
para todas las ciudades cuyo status es incierto. (Oraj Jaim 68 8:4, Mishná Brurá 9)
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Escrito y Recopilado por: Rabino
Yaakov Asher Sinclair
Editor y Responsable: Rabino
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