Sheminí
25 de Adar
II 5760; 1 de Abril 2000
· Nueva Sección:
Preguntas al Rabino
· Haftará
·
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Resumen de la
Parashá
En el octavo día de la dedicación
del Mishkán, Aarón, sus hijos y toda la nación traen varios Korbanot como
ordenó Moshé. Aarón y Moshé bendicen a
la nación. D-os le permite al
Pueblo Judío que sienta Su Presencia después de completar el Mishkán y
acercarse a El a través de Sus mitzvot.
Los hijos de Aarón - Nadav y Avihu - innovan una ofrenda original que no
fue ordenada por D-os. Aparece un
fuego y los consume, acentuando la necesidad de cumplir los mandamientos sólo
como Moshé dice, según ordenó D-os.
Moshé consuela a Aarón, que sufre en silencio. Moshé enseña a los Kohanim cómo comportarse durante el
período de duelo, y les advierte que no deben tomar bebidas que embriaguen
antes de servir en el Mishkán.
La Torá nombra las dos características de un animal kasher: 1) la
pezuña partida y 2) que sea rumiante.
La Torá especifica por sus nombres aquellos animales no kasher que
sólo tienen una de estas dos características.
Un pez kasher tiene espinas y escamas fáciles de remover. Todas las aves que no están incluídas en la
lista de animales prohibidos, son permitidas.
La Torá prohibe todo tipo de insectos excepto por cuatro especies de
langostas. Se dan detalles sobre el
proceso de purificación después de haber estado en contacto con especies
ritualmente impuras. Se les ordena a los Hijos de Israel que estén separados y
sean santos — como D-os.
Comentario
a la Parashá
“Moshé
le dijo a Aarón: ‘Acércate al altar...’” (9:7)
Hoy en
día existen distintos deportes, tales como tirarse de la cima de una montaña
atado de un hilo elástico, o volar atado a una especie de barrilete, o tirarse
en paracaídas, pero abriendo el paracaídas recién cuando está por tocar suelo,
o navegar por las cataratas de Niágara en un barril de cerveza; las posibilidades
son muy variadas, pero todas tienen un
elemento en común: hay que estar absolutamente meshugá (loco) para hacer
algo semejante.
Existe
una gran diferencia entre ser intrépido y estar loco de remate.
Aunque
cueste creerlo, hay veces en que es ventajoso tener miedo. Una vez, el Jafetz
Jaim decidió que un alumno en particular debía tomar un puesto vacante como
rabino en una comunidad alejada. El alumno no quería ir. Le confesó al Jafetz
Jaim que tenía miedo de la responsabilidad de ser la única autoridad halájica
de toda una comunidad. El Jafetz Jaim respondió: “¿Y tú crees que debería
enviar a alguien que no tiene miedo?”
A
veces, tener miedo no descalifica a la persona de ser el indicado para el
trabajo. A veces, es la virtud esencial.
Moshé
tuvo que decirle a Aarón: “Acércate al altar”. Rashi nos explica que Aarón
tenía vergüenza y miedo de acercarse al altar. Moshé le dijo que no tuviera
miedo, porque era precisamente ese rasgo de modestia que poseía el que lo
calificaba para ser el Kohen Gadol.
Cuando
queremos acercanos a D-os, para servirlo con más convicción y fidelidad, tal
vez nos sintamos avergonzados por nuestros defectos, temerosos e incapaces de
semejante tarea. “¿Quién soy yo para servir a D-os?” podríamos pensar. Pero es
precisamente ese rasgo de reconocimiento de la característica personal de
temor, el que constituye un requisito indispensable para quien se postule como
“la persona indicada para el trabajo”.
Deguel
Majané Efraim, Rabí Mordejai Perelman
“Y
fue al octavo día...” (9:1)
Cuando
Moshé montó el Mishkán (Santuario), no lo montó una sola vez; lo montó
ocho veces. Cada día, durante siete días, Moshé montaba el Mishkán y luego lo
volvía a desmontar.
¿Para
qué hacía falta todo esto?
Respondamos
a este interrogante con otra pregunta más. ¿Para qué D-os creó el mundo?
D-os
creó el mundo para que la Shejiná, la Presencia Divina, pudiese habitar
en él. Cuando D-os creó el mundo, la Presencia Divina se posó en la Creación.
Sin embargo, el Hombre, a través de sus actos espirituales destructivos, hizo
que la Shejiná retrocediera poco a poco, hasta que volvió a subir al
Séptimo Cielo. Una vez que el mundo se hundió en este pozo espiritual llegaron
siete gigantes espirituales, en siete generaciones, que lograron hacer que la
Presencia Divina volviera a posarse en este mundo: Abraham, Yitzjak, Yaakov,
Levi, Kehat, Amram y Moshé.
Con la
entrega de la Torá en el Sinaí, D-os finalmente “descendió” a este mundo, tal
como está escrito: “Y Hashem bajó al Monte Sinaí”. Sin embargo, en un lapso
demasiado breve, la Shejiná volvió a ascender al Séptimo Cielo tras la
infidelidad del Pueblo Judío a causa del Becerro de Oro.
El
proceso de curación de siete generaciones de tzadikim y el retorno
concomitante de la Shejiná a este mundo se vio concretizado en la
erección del Mishkán, que Moshé llevó a cabo en siete días. No obstante,
inclusive después de esos siete días, que representaban las siete generaciones,
la cura no fue total. Aún era posible hacer un becerro de oro. Recién al octavo
día, cuando Moshé montó el Mishkán por octava vez, tuvo efecto la cura
definitiva de aquellas enfermedades espirituales. Y, en consecuencia, el Mishkán
pudo permanecer en pie.
Esa es
una de las razones por las cuales el Talmud dice: “El día que el Mishkán
fue finalmente montado, Hashem sintió la misma alegría que el día en que fueron
creados los Cielos y la Tierra”. Porque
fue en ese día que finalmente se logró el propósito para el que fue creado este
mundo, “residencia” de D-os.
Jesed Le Abraham en
Iturei Torá, Tratado Meguilá 10
??? Preguntas al Rabino ???
Susan de Seattle (U.S.A) nos pregunta:
Estimado Rabino:
¿Por
qué, en realidad, guardamos luto por una persona fallecida? ¿Acaso no van a un
mundo mejor? ¿No deberíamos, en cambio, alegrarnos?
Estimada Susan:
Tu
pregunta pone énfasis en la forma paradójica en que vivimos la muerte de un ser
querido: ¿deberíamos “alegrarnos por él”, como dices, o lamentarnos
profundamente?
En
primer lugar, está bien guardar luto cuando muere alguien. El Shulján Aruj
afirma: “Es una gran mitzvá preconizar a los muertos del modo debido. La
mitzvá es alzar la voz y decir aquello que quebrantará el corazón de los
demás para inducir al llanto y recordar las alabanzas de la persona fallecida”.
Sin
embargo, el Talmud advierte que el llanto no debe continuar en forma ilimitada:
“Hay 3 días
para llorar, 7 para preconizar, y 30 sin lavar ni cortarse el pelo. Sin
embargo, luego debe tener fin. ‘No hay que ser más compasivo que D-os’”. Esto
implica que existe la necesidad de guardar luto, pero con límites. Hay motivos
para llorar, pero no eternamente”.
Por otro lado, es verdad que la persona fallecida va a un
lugar mejor. Se nos enseña que “Este mundo es (solamente) un pasaje al mundo
siguiente”: el Mundo Venidero.
Existen muchos motivos por los cuales uno llora cuando
fallece un ser querido. Una razón es que estamos llorando nuestra propia
pérdida. Sentimos un dolor genuino al perder a alguien cercano. Las personas
lloran porque se sienten perdidas sin el ser querido, o por conmiseración con
el dolor que sufren los huérfanos y el/la viudo/a.
Otra razón más del dolor es que estamos tristes por las
oportunidades que perdió el difunto de alcanzar logros en este mundo. Este
mundo tiene una ventaja sobre el otro mundo: en este mundo demostramos que
somos dignos de recibir la recompensa en el mundo siguiente. Esa es una razón
por la cual deseamos vivir en un mundo de dificultades y mentiras en vez de ir
volando al Mundo Venidero. El Gaón de Vilna dijo una vez: “¡Fíjense lo que se
puede lograr en este mundo! Por unos pocos pesos uno puede comprar un par de
tzitzit y cumplir con la mitzvá. En el Mundo Venidero, no hay cantidad de
dinero que pueda comprar una mitzvá”. Por esa razón, la gente se pone adentro
los tzitzit al entrar a un cementerio, a fin de no ser desconsiderado con los
sentimientos de los difuntos (loeg larash).
Rabí Yehuda HaLevi señala que la Torá no nos lleva a
menospreciar esta vida, deseando la vida que llegará después de la muerte. ¡Al
contrario! La Torá deja bien en claro que podemos disfrutar del esplendor de
una conexión profunda y mística con D-os estando en este mundo. A través de la
profecía y demás experiencias espirituales, ingresamos en un ámbito espiritual
sin separarnos de este mundo. En este mundo tenemos una mentalidad de este
mundo y finalmente nos llevan al otro mundo en contra de nuestra voluntad.
Hace varios años, le pregunté a Rabí Michael Twerski de
Milwaukee por qué se deja que los Yamim Tovim (Fiestas) pongan fin
tempranamente a la shivá (período de luto). La ley dice que cuando tiene lugar
una Fiesta principal durante la shivá, la fiesta pone fin a la shivá. El rabino
respondió que la shivá le ofrece tres ventajas a la persona que está de duelo:
1. alivia su enojo con Hashem por haber causado esa pérdida, 2. se ocupa de lanegación del hecho de la muerte de su ser querido, y 3. alivia la culpa por el
hecho de estar vivo mientras el otro no lo está. Los Yamim Tovim se ocupan en
forma directa del enojo y de la culpa. Cuando uno celebra el Yom Tov como
corresponde, está viendo la Divina Providencia en todo lo que acontece. ¿Cómo
uno va a sentir enojo o culpa después de eso? La “negación” es importante, pero
sin los otros dos factores de “enojo” y de “culpa” no es motivo suficiente para
que continuemos la shivá, apartándonos de la dinámica de la vida cotidiana. La
vida se nos concedió para que la viviésemos al máximo.
Fuentes:
-
Shulján Aruj Ioré Deá 344:1
-
Pirkei Avot 4:21
-
Talmud Moed Katan 27b
-
Rabi Yehuda HaLevi –
Kuzari 1:109
La
semana pasada formulamos el siguiente acertijo
(enviado
por uno de nuestros lectores):
“Existen cuatro nombres enumerados consecutivamente en el
Shemone Esrei de la mañana con una sola vav (en vez de 3). ¿Cuáles son?”
La respuesta es: (en Sim Shalom): “Sim Shalom, Tova u
Brajá”. Yo conozco a alguien llamado Sim.
Sin embargo, la persona que nos envió el acertijo se refería
a “todos los nombres están separados por una vav”, y la respuesta también está
en Sim Shalom, pero más adelante: “Brajá ve Rajamim ve Jaim ve Shalom”.
Jaim Roman del
Jerusalem College of Technology nos envió por E-mail una respuesta brillante e
inesperada: “En el Bircat Avot (la primera Brajá del Shemone Esrei): “He Kel Hagadol Haguibor VeHaNorá”, que son
cuatro nombres descriptivos de Hashem”.
???¿ALGUNA PREGUNTA?
Si tiene alguna inquietud sobre leyes o costumbres de su judaísmo, o quiere
aclarar aulguna duda, puede enviarnos su pregunta a spanish@ohr.edu y procuraremos
contestarle lo más pronto posible. Nos reservamos el derecho de publicar las
preguntas y respuestas. No todas las respuestas dadas serán publicadas en
"Judaísmo", pero todas serán respondidas, B´H.
Parashat HaJodesh
Yejezkhel 45:16 – 46:18
Esta Haftará,
la haftará de Parashat HaJodesh, proféticamente narra la consagración
del eterno tercer Templo. Como esto ha de ocurrir el primero de Nisán, se lee
la haftará el Shabat que precede a esa fecha.
La haftará
se inicia con la contribución de toda la nación judía a la consagración del
Templo, recaudando fondos de las ofrendas inaugurales festivas dirigidas por el
príncipe Mashíaj. Esa festividad se celebrará en Pésaj. La haftará
finaliza con las regulaciones oficiales concernientes a la autoridad del
príncipe en la otorgación de territorios a sus súbditos, afirmando que no ha de
aprovechar su poder para confiscar tierras a sus legítimos dueños, como hacen
los reyes corruptos.
La haftará
se refiere a Rosh Jodesh en términos de “festival” (46:1-3). Esa
naturaleza festiva también resulta evidente a partir de la obligación de
presentar una ofrenda musaf (demás) en Rosh Jodesh (Números
28:11).
El Tur
(Oraj Jaim 417) afirma que, en efecto, Rosh Jodesh debía ser sagrado como un Yom
Tov, con la prohibición de actividad creativa, pero desgraciadamente
perdimos esa oportunidad tras el pecado del becerro de oro. Se nos ordenó
observar las tres fiestas de peregrinación: Pésaj, Shavuot y Sucot,
en mérito de Abraham, Ytzjak y Yaakov; y los doce festividades de Rosh
Jodesh, en mérito de las doce tribus. Sin embargo, cuando las tribus
pecaron, Rosh Jodesh perdió un elemento de su santidad y pasó a ser un
día en que está permitido el trabajo. En Rosh Jodesh, las mujeres
acostumbran abstenerse de trabajos innecesarios debido a que no participaron en
el pecado del becerro de oro. Por eso para ellas Rosh Jodesh conserva un
aire de su original grandeza.
Selecciones de
fuentes clásicas en las que se expresa Si bien no vamos a encontrar ninguna
referencia en el mapa ni en los libros de geografía, Guilgal fue el sitio más
importante en los primeros años de la Nación de Israel en Eretz Israel. Allí
fue donde los israelitas, al mando de Yehoshúa, acamparon tras el milagroso
cruce del Río Jordán, y allí fue donde colocaron las doce grandes piedras que
habían quitado del lecho del río, como recordatorio para las generaciones de
aquel milagro (Yehoshúa 4:20-24). El nombre Guilgal proviene del término hebreo que significa “quitar”.
Y se le puso ese nombre debido a que allí fue donde Yehoshúa llevó a cabo una
circuncisión masiva de todos los que habían nacido durante los 40 años en el
desierto, donde, a causa del clima, la posibilidad de una operación era
demasiado peligrosa. “Hoy he quitado de vosotros la vergüenza de Egipto”,
dijo Hashem, “y el lugar será llamado Guilgal” (Yehoshúa 5:9). Al quitar el prepucio que los distinguía de
sus antiguos amos, toda la nación podía ahora ofrendar un Korbán Pésaj, el
primero tras cuarenta años. El Mishkán (Santuario) que los
israelitas habían transportado consigo durante su travesía por el desierto se
detuvo en Guilgal durante 14 años, hasta que la tierra fue conquistada y
dividida entre las tribus, tras lo cual fue transportado a Shiló. |
Escrito y Recopilado por: Rabino Yaakov Asher Sinclair
Editor y Responsable: Rabino
Moshe Newman
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