¡Judaismo! -Vayeshev

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BeSiata Dishmaya

¡Judaismo!

Vayeshev

25 de Kislev 5760; 4 de Diciembre 1999


Contenido:

  • Resumen de la Parashá
  • Comentario a la Parashá
  • Nueva Sección: Preguntas al Rabino
  • Haftará
  • El Amor por La Tierra
  • Información sobre la suscripción
  • Or Sameaj en el Web

    Esta publicación también esta disponible en los siguientes formatos: [Text] [Word] [PDF] Explicación de estos símbolos


  • Resumen de la Parashá

    Contenido

    Yaakov Avinu se estableció en la tierra de Canaán. Su hijo favorito , Yosef, le reporta informacion crítica sobre sus hermanos. Yaakov fabrica una túnica multicolor para su hijo.

    Yosef irrita a sus hermanos al contarles sus sueños proféticos, Yosef sueña con doce gavillas de trigo, once de las cuales se inclinan a una, y que el sol y la luna le hacen reverencias; estos sueños significan que su familia le reconocerá como rey.

    Los hermanos juzgan a Yosef y le condenan a muerte. Cuando Yosef llega a Shejem, los hermanos, siguiendo el consejo de Reuvén, deciden echarle a un pozo en vez de matarle.

    Yehuda convence a los hermanos a sacarlo del pozo y a venderlo a una caravana de Ismaelitas que esta pasando por el lugar en ese momento. Cuando Reuvén vuelve y encuentra el pozo vacío, se rasga las vestiduras en señal de duelo. Los hermanos remojan la túnica de Yosef en la sangre de un cabrito y se la enseñan a su padre Yaakov, quien cree que su hijo ha sido devorado por animales salvajes. Yaakov queda totalmente desconsolado.

    Mientras tanto, los Ismaelitas venden a Yosef como esclavo a Potifar, El jefe de carniceros del Faraón.

    El hijo de Yehuda, Er, muere como castigo a causa de impedir a su mujer Tamar de quedar embarazada, porque no quería que Tamar perdiera su belleza dando a luz.

    Entonces, segun la ley de Levirato, el segundo hijo de Yehuda, Onán,  se casa con Tamar, y también él muere en circunstancias parecidas a las de su hermano. Cuando la esposa de Yehuda muere, Tamar decide tener hijos a través de él, porque de esta unión empezaría la dinastía davídica, culminando en el Mesías.

    Mientras tanto, Yosef sube de posición en la casa de su amo. La mujer de Potifar se siente atraída por la belleza física de Yosef, y al no ser correspondida acusa falsamente a Yosef de intento de seducción, y le hechan al calabozo.

    En la prisión, Yosef predice con éxito los sueños de dos de los sirvientes del Faraón. Al copero (ministro encargado de las bebidas del Faraón) le predice que va a volver a Palacio, y al panadero le predice que le van a colgar. Apesar de las promesas del copero, de que va a mencionar su nombre, al llegar a palacio se olvida de el, y Yosef sufre en prisión.




    Comentario a la Parashá

    Contenido

    LO QUE CUENTA ES EL JUEGO

    “Y Yaakov se asentó...” (37:1)

    Había una vez una mujer que estaba tomando café en el lobby de un cine mucho después de que empezó la película. El acomodador sintió curiosidad de saber por qué todavía no entró a ver la película, y le preguntó si sabía que ya había empezado la película. Ella respondió: “Ah, sí. Ya sé que empezó la película, pero no tengo ganas de entrar ahora. Está lleno de gente y hay un ruido bárbaro. Cuando todos salgan, ahí voy a entrar. ¡Así tengo todos los asientos para mí sola!”.

    Solemos pensar que el propósito de la vida son esos interminables y soleados días de verano, en que no se ve ni una sola nube, y todo parece perfecto.

    Y cuando llega la lluvia a nuestra vida, como le pasa a todo el mundo, bueno, eso es algo que hay que soportar hasta que se aclare el cielo. Soportamos las dificultades, pensando que no se trata de más que una dolorosa intromisión, y cuando todo termine volveremos al “verdadero propósito de la vida”.

    Pero, en realidad, es exactamente al revés. La vida consiste en la lluvia y las tormentas y nuestra lucha por superarlas. Porque de ese modo, nos elevamos espiritualmente y cumplimos con el propósisto por el cual nos enviaron aquí. Esos días de sol están para que reunamos fuerzas, y obtengamos así el máximo provecho al enfrentar los desafíos de la vida.

    Yaakov quería vivir en paz y tranquilidad. Hashem dijo: “¿A los justos no les basta con tener su recompensa en el Mundo Venidero? ¿También quieren vivir serenamente en este mundo?” Aunque yaakov deseaba una vida serena, a fin de poder dedicarse a la espiritualidad, no obstante le parecía incorrecto poner el énfasis en la serenidad. Porque en la vida lo que cuenta es el juego, no la intromisión.


    HACIENDO HISTORIA

    “Un hombre lo descubrió y he aquí que andaba por el campo; el hombre le preguntó, diciendo: "¿Qué es lo que buscas?" 16  Y él dijo: "A mis hermanos busco; dime, por favor, dónde están pastando". El hombre dijo: "Han partido de aquí, pues oí que decían 'Vayamos a Dotán'" Entonces Yosef fue tras sus hermanos y los halló en Dotán (37:15-17)

    A veces la vida nos parece repleta de acontecimientos triviales. Vamos al almacén, compramos un paquete de cereales, nos paramos en la cola para pagar la cuenta, alguien nos pregunta dónde queda la parada del autobús. Pocas son las veces en que tenemos la sensación de que nos conectamos con acontecimientos de importancia.

    En la parashá de esta semana, Yaakov envia a Yosef a que averigüe cómo están sus hermanos. Le pregunta a un hombre dónde están. El hombre le dice que se fueron a Dotán. Yosef va a Dotán y los encuentra.

    ¿Para qué la Torá incluye este interludio? ¿Para qué hace falta que sepamos que Yosef fue a Shejem, que no encontró a sus hermanos, y que entonces un extraño anónimo le indica dónde están? ¿Por qué la Torá no dice simplemente: “Finalmente Yosef encontró a sus hermanos”?

    A la mañana bendecimos a D-os “Quien prepara los pasos del hombre”. Desde nuestra perspectiva, hay muchos acontecimientos en la vida que no parecen tener ningún propósito. Pero si sólo tuviésemos ojos para ver, nos daríamos cuenta de cómo hasta el hecho más trivial forma parte de un inmenso rompecabezas cósmico.

    Si ese hombre no le hubiera indicado a Yosef que debía dirigirse a Dotán, tal vez Yosef no habría encontrado a sus hermanos, y ellos no lo habrían vendido como esclavo. Y, entonces, Yosef no habría llegado al poder en Egipto; no habría interpretado los sueños del Faraón. El Faraón no habría preparado almacenes en los años de abundancia. No habría motivo para que Yaakov enviara a los hermanos a Egipto, porque el hambre en Egipto habría sido tan terrible como en el resto del mundo. No habría habido encuentro entre Yosef, el gran soberano de Egipto, y sus hermanos; no habría habido la emotiva reunión de padre e hijo. El Pueblo Judío no habría ido a Egipto. No habría habido esclavitud. Ni Exodo. Ni matzot. Ni séder de Pésaj. Ni afikomán. Ni división del mar. Ni entrega de la Torá en el Sinaí.

    Todo el futuro del Pueblo Judío dependía de que un extraño le dijera a Yosef que sus hermanos habían salido de la ciudad y habían ido a Dotán.

    La próxima vez que alguien te pregunte dónde queda la parada del autobús, recuerda... estás haciendo historia.

    Rabí Reuven Subar


    LO BUENO, LO MALO, LO SANTO

    “Sus hermanos vieron que era a él que su padre amaba más... y lo odiaron” (37:4)

    Uno de los aspectos más placenteros de las antiguas películas de cowboys es que uno siempre puede distinguir a los buenos de los malos. Como bien sabe cualquier alumno de 1er grado, los buenos llevan sombrero blanco, y los malos, sombrero negro. Esta es una ley inmutable en el mundo de las películas de cowboys, no menos que el agua fluyendo siempre hacia abajo, o el sol saliendo siempre hacia el este.

    La vida, sin embargo, suele ser más extraña que la ficción, y es siempre mucho más compleja. En la vida, no siempre es fácil distinguir cuáles son los buenos y cuáles, los malos.

    Hace cerca de doscientos años, la gran Yeshivá de Volozhin se vio envuelta en una discusión entre dos gigantes de la Torá: el Netziv y el Beit HaLevi. El Shabat a la mañana de Parashat Vayeshev, el Maguid de Vilna se dirigió a la Yeshivá.

    El Maguid señaló que desde el comienzo de la Torá hasta la parashá de esta semana, el bien y el mal están claramente definidos, como blanco y negro. Adam y Java son buenos, la serpiente es mala. Hevel es bueno, Caín es malo. Sara es buena, Hagar es mala. Ytzjak es bueno, Ishmael es malo, etc. Sin embargo, en la parashá de esta semana, por primera vez en la narración de la Torá, no es tan fácil discernir quién es bueno y quién es malo.

    Por un lado, Yosef se comporta en forma inmadura, arreglándose el cabello y los ojos para lucir más atractivo. Se separa de los hijos de Lea, prefiriendo asociarse con los hijos de Bila y Zilpa, las criadas. Yosef “informa” a su padre con respecto a sus hermanos. Los juzga con dureza, sin otorgarles el beneficio de la duda. En cierto sentido, se les podría perdonar a  los hermanos por pensar que Yosef era malvado. Porque en las dos generaciones anteriores, había habido un hijo que se había transformado en un malvado (Ishmael y Esav), por lo que pensaron que uno de ellos también podría convertirse en un malvado. Cuando Yosef empezó a narrarles sus sueños, ellos, comprensiblemente, pensaron que Yosef estaba preparando el escenario para arrebatar el manto del poder. Lo juzgaron y lo sentenciaron a muerte.

       Pero, por otro lado, los hermanos no actuaron por puro altruismo. Ellos le tenían celos a Yosef. El era el favorito de su padre Yaakov. Y sentían envidia a causa del manto de colores que Yaakov le había dado a Yosef.

       Hay veces en la vida en que no está claro quién es el bueno y quién es el malo.

       Hay veces en que los buenos son los que llevan sombrero negro.

    Rabí Berel Wein, oído de boca de Rabí C.Z. Senter


    Nueva Sección:
    ??? Preguntas al Rabino ???

    El Sr. Irv Oxlander de America-On-Line nos escribe:
    Estimado Rabino:

    ¿Cuál es el origen y el significado de la costumbre de señalar con el meñique en la Torá durante la hagbá?

    Gracias.

    Estimado Alexander:

    Su pregunta es muy interesante, ya que se refiere a una costumbre ampliamente difundida, y cuyo origen es relativamente oscuro.

    Najmánides sostiene que el versículo “maldito es el que no sostenga las palabras de esta Torá...” es de donde surge la obligación de mostrar el texto escrito de la Torá a toda la congregación.

    El Shulján Aruj afirma: Es una mitzvá que todos los hombres y todas las mujeres vean el texto escrito de la Torá, se inclinen y digan: “Esta es la Torá que Moshé colocó ante los Hijos de Israel”. Las autoridades halájicas explican que este versículo debe pronunciarse solamente cuando se ve el texto mismo del Sefer Torá.

    Se cuenta que el Arizal, cuando se levantaba la Torá para que todos la vieran, solía contemplar de cerca el texto para poder leer las letras. Se dice que el Arizal dijo “que al contemplar de cerca la Torá, para poder ver con claridad sus letras, la persona recibe una gran luz espiritual”.

    Mientras que el Shulján Aruj nos obliga a pronunciar la frase: “Esta es la Torá...”, también existe el minhag (costumbre) de agregar parte de un segundo versículo “de acuerdo con la palabra de Hashem a través de Moshé”. En su gran antología, Meam Loez, Rabí Yaakov Kuli explica esta costumbre en los siguientes términos: “la combinación de estos dos versículos, si bien provienen de secciones diferentes de la Torá, alude a la naturaleza dual de la Torá, una Torá Escrita y una Torá Oral, que surgen de una Misma Fuente”.

    Además, el Meam Loez es la única fuente que menciona la costumbre de señalar el texto con el meñique, agregando que se acostumbra besar el meñique después de señalar. Sin embargo no se trata de una costumbre universal, y no aparece mencionada en otras fuentes halájicas.

    En respuesta a vuestra consulta, con referencia al origen de dicha costumbre, Rabí Jaim Pinjas Scheinberg, shlita, nos ofreció la siguiente explicación: La Torá enumera las diez generaciones desde Noaj hasta Abraham, incluyendo a Yoktán, quien estableció la cantidad más grande de familias. Rashi señala que Yoktán tuvo el mérito de fundar tantas familias gracias a su gran humildad, tal como lo indica su nombre (de la raíz katán- pequeño). Rabí Jaim Pinjas Scheinberg nos explicó que al señalar la Torá con el meñique estamos emulando dicha lección, lo cual indica que se debe llegar a un entendimiento profundo de la Torá con la mayor humildad.

    Rabí Jaim Falagie analiza una segunda variante de esta costumbre, que consiste en señalar con el dedo índice, en vez de con el meñique. El basa dicha costumbre en seis frases consecutivas de Tehilim, la primera de las cuales es “La Torá de Hashem es perfecta, que revive el alma...” (torat Hashem temima, meshivat nafesh). Cada una de estas frases está compuesta de cinco palabras, que corresponden a los cinco dedos de la mano. Y la segunda palabra de cada una de estas frases es siempre Hashem, correspondiendo al segundo dedo, el dedo índice. Al señalar a la Torá con el dedo índice estamos señalando que cada palabra de la Torá es un Nombre de Hashem. Por ese mismo motivo, Rabí Falagie señala que durante la ceremonia de casamiento, el anillo es colocado en el dedo índice de la novia, para significar que Hashem es la fuerza unificadora que une a marido y mujer.

    La significatividad y el simbolismo que nuestros Sabios le confieren a cada dedo y a cada parte de nuestro cuerpo es tema de gran interés. Rabenu Bejaie  analiza la utilidad de cada órgano y, en particular, los dedos, cada uno de los cuales sirve para cada uno de los cinco sentidos. El meñique está asociado con el sentido auditivo, y tal vez esto también tenga que ver con la costumbre de señalar la Torá con el meñique.

    Fuentes:
    - Najmánides - Ramban sobre la Torá - Devarim 27:26
    - Tratado Sofrim 14:14
    - Shulján Aruj - Oraj Jaim 134:2; y Baer Hatev (6)
    - Devarim 4:44
    - Shaar ha Kavanot (Sefer Torá - Drush1)
    - Bamidbar 9:23
    - Meam Loez - Devarim 27:26
    - Bereshit 10:26-29
    - Lev Jaim (Responsa)- Oraj Jaim 167:6
    - Tehilim 19:8-10
    - Rabenu Bejaie - Vaikra 8:23

    ???¿ALGUNA PREGUNTA?
    Si tiene alguna inquietud sobre leyes o costumbres de su judaísmo, o quiere aclarar aulguna duda, puede enviarnos su pregunta a spanish@ohr.edu y procuraremos contestarle lo más pronto posible. Nos reservamos el derecho de publicar las preguntas y respuestas. No todas las respuestas dadas serán publicadas en "Judaísmo", pero todas serán respondidas, B´H.


    Amos 2:6-38

    Contenido

    ALMA DE CUERO

    “Por haber vendido a un justo por plata  y a un indigente por un par de zapatos” (2:6)

    En este versículo, la Haftará alude al pecado de los hermanos de Yosef. Con el dinero que recibieron al vender a Yosef a los ishmaelitas, compraron zapatos. ¿Para qué compraron zapatos? ¿Acaso no tenían?

    Cuando Moshé se encontró con la Presencia Divina en el arbusto ardiente, D-os le ordenó que se quitara los zapatos. Cada vez que descansa la Presencia Divina, el hombre se eleva por encima de su estado físico natural.

    El cuerpo es para el alma lo que el zapato es para el cuerpo. El zapato cubre la parte inferior del cuerpo, la parte del cuerpo que está en contacto directo con la tierra. El cuerpo envuelve al alma en su situación más baja: este mundo. Esa es una de las razones por las que en Yom Kipur, cuando tratamos de emular a las creaciones puramente espirituales, nos quitamos los zapatos.

    La Presencia Divina solamente se posa sobre el Pueblo Judío cuando éste está unido. Para que la Torá ingrese en este mundo, el Pueblo Judío necesita ser como un solo hombre con un solo corazón.

    Hasta el momento en que los hermanos vendieron a Yosef, los hijos de Israel habitaban juntos. Pero ni bien Yosef fue separado del resto de su familia, necesariamente se produjo una división. En otras palabras, mientras los hermanos estaban juntos, no tenían necesidad de zapatos, porque vivían en unidad en un nivel muy exaltado, bajo las alas de la Presencia Divina. Ese nivel quedaba simbolizado en el hecho de que no llevaban zapatos. Sin embargo, ni bien vendieron a Yosef, la Presencia Divina se alejó de ellos y sus pies necesitaban cubrirse, pues habían descendido a lo meramente físico.

    El Gaon Ostrovzer, oido de boca de R. C.Z.Senter


    Love of the Land

    Selecciones de fuentes clásicas en las que se expresa
    la singular relación que existe entre el Pueblo Judío y Eretz Israel.

    TEL AVIV-YAFO

    El puerto en el que se edificó esta ciudad era el famoso pórtico a Eretz Israel. Los cedros del Líbano que Hiram, rey de Tiro, le envió al Rey Salomón para la construcción del Beit ha Mikdash y su palacio fueron enviados por mar hasta que llegaron a Yafo (Divrei HaYamim II 2:15).

    El Mar de Yafo, según dicen nuestros Sabios (Sifrá Devarim 33:19) es el depósito de todos los tesoros de los barcos que naufragaron en el mar, y en un futuro les dará estos tesoros a los justos. El puerto de Yafo fue el punto de partida del profeta Yona, cuya futil huida de la misión Divina es material de lectura en el servicio de Minjá de Yom Kipur.

    Los judíos comenzaron a retornar a Yafo (En hebreo, “yafé” significa hermoso, y tal vez ése sea el origen del nombre de la ciudad) en 1840. La inmigración subsiguiente condujo al desarrollo de distintas colonias en el área, llegando a su pico con el establecimiento, en el año 1908, de la ciudad de Tel Aviv, que con el tiempo se transformaría en el principal centro urbano de la moderna Israel.

    Tel Aviv aparece mencionada (Yejezkel 3:15) como la ciudad babilónica donde se reunieron los exiliados de Eretz Israel, pero sus fundadores sionistas le dieron ese nombre porque era el título de la traducción al hebreo de la obra de Herzl “Altneuland”. El emblema de Tel Aviv-Yafo es un faro y un pórtico, símbolos del papel histórico de la ciudad como entrada a Eretz Israel.


    Escrito y Recopilado por: Rabino Yaakov Asher Sinclair
    Editor y Responsable: Rabino Moshe Newman
    Diseño de HTML: Moises Cohen


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